El pintor donostiarra Gato Urbistondo expone parte de sus cuadros durante todo el mes de noviembre en el restaurante Garraxi, en la calle Tejería de Egia. Más allá de sus obras más creativas, este artista de estilo figurativo realiza también retratos al óleo por encargo. Actualmente busca compañero o compañera para compartir el estudio que tiene alquilado en Loiola. Sabe que no será fácil encontrarlo por la dificultad del momento, pero aboga por «remar para adelante y reflexionar sobre el valor que tienen el arte, la creatividad y la cultura para el alma humana».
-¿Cuándo y por qué empezaste a pintar retratos por encargo?
Hace mucho. Los primeros encargos me los hizo gente conocida que supongo que quería echarme una mano y que además le gustaba como pintaba. Luego se va corriendo la voz y las redes sociales también ayudan. Por cierto, me podéis encontrar en Facebook e Instagram como Gato Urbistondo.
-¿Cuál es el encargo más extraño que te han hecho?
Extraño, extraño, no me han encargado nada. El más valiente posiblemente fue un desnudo y, de los más originales, un retrato familiar en el que el perro era el protagonista y los demás miembros de la familia solo aparecían de cintura para abajo.
-¿Cuánto cobras por un retrato?
No cobro tanto por tamaño sino por personas. 200 euros por cada una.
-¿Por qué prefieres el óleo?
Es verdad que últimamente pinto al óleo pero durante mucho pinté con acrílico. Realmente cada material tiene sus pros y sus contras.
-¿Pintas al modelo en persona o tiras más de fotos?
Es mucho más cómodo tirar de fotos y si se puede me gusta hacerlas a mí, pero si alguien quisiese someterse a la tortura de posar mientras le pinto, yo encantado.
-¿Procuras retratar a la gente favorecida? ¿Te piden retoques?
Un encargo es un encargo y me adapto en la medida de lo posible a lo que me pidan, aunque soy partidario de pintar incluyendo esos rasgos que definen el momento y las circunstancias de la gente. También me gusta idealizar o distorsionar las caras y el cuerpo, pero en trabajos más personales. Sí que me piden que retoque y dentro de lo que puedo me adapto. Me han llegado a pedir cosas como que pinte a alguien que no he visto en mi vida como en la foto pero sin gafas de sol. A esas cosas yo digo que no.
-¿Tu estilo ha sido siempre figurativo?
Sí. A veces tiro por un estilo más expresionista y otras veces más realista, y en los fondos muchas veces me gusta ir hacia la abstracción, pero siempre suelo incluir figuras reconocibles
-¿Qué opinas de la situación actual del panorama artístico y cultural? ¿Qué supuso el 2016 para el sector?
Uf, del 2016 casi prefiero ni hablar. Resumiendo, una decepción, y con la gente que he hablado del tema siente lo mismo. Sobre el momento actual… qué voy a pensar, que son tiempos muy difíciles. Si la vida cultural nunca ha sido fácil, ahora menos. Por ejemplo esta exposición sé que la va a ver mucha menos gente de la que la vería en circunstancias normales. Tampoco he podido hacer una inauguración y da pena. Y de vender algún cuadro, nunca se sabe, pero ahora la gente tiene más miedo de gastar. Sin embargo creo que es el momento de remar para adelante y de reflexionar sobre la importancia del arte, la creatividad y la cultura y del valor que tienen para el alma humana al margen de si vendo o no. Aunque también respeto y entiendo otras actitudes. Mi compañero de estudio, por ejemplo, abandona el barco y motivos tiene.
-Háblanos de tu estudio. ¿Qué dimensiones tiene? ¿Está bien situado?
Está en el barrio de Txomin, muy bien comunicado y es bastante grande, más de 100 metros. Además, de precio no está mal, por eso no quiero dejarlo. Hasta ahora estábamos dos, pero cabemos tres y hasta cuatro
-¿Cómo te gustaría que fuera tu nuevo compañero o compañera?
A ver, me encantaría que fuese un gran pintor@ y así poder empaparme un poco, pero eso no es tan importante como que sea alguien creativo y, sobre todo, que no sea problemático. Me pueden contactar a través de [email protected].
-Durante el confinamiento de marzo a mayo, ¿acudías al estudio a pintar?
Sí que iba. Salvo las dos semanas de parón total. Aunque varié mi horario e iba en horas de oficina y con miedo, porque el trabajo de artista a veces es difícil de justificar. Afortunadamente, no tuve problemas con la policía.
-¿Siempre has tenido claro que querías ser pintor?
No. Es algo que ahora sé que siempre ha estado ahí, pero me ha costado mucho darme cuenta. Cuando iba al colegio solo había ciencias o letras y de mi quinta nadie hizo bellas artes, de hecho yo empecé Periodismo, pero lo dejé y cambié a Bellas Artes, para disgusto de mis padres. Los años de la facultad de Bellas Artes fueron muy felices pero al acabar vas priorizando otras cosas, que se reducen sobre todo a dinero, y me fui olvidando, poco a poco, de pintar, hasta hace tres años. Entonces tuve una crisis vital bastante fuerte y decidí rehacer mi vida escuchándome un poco más y no dejándome llevar tanto por la corriente. Y ahí, inevitablemente, volví a pintar.
-¿Qué te aportó la carrera de Bellas Artes?
Me aportó mucho a varios niveles, aunque académicamente ahora la afrontaría muy diferente. Era muy joven y me inquietaban más otras cosas que las técnicas y el estilo. Sobre todo me aportó una visión del mundo diferente del encorsetamiento familiar y donostiarra en el que me movía.
–Hablando de encorsetamiento, te han retirado un cuadro de la exposición por pornográfico. ¿Volvemos hacia atrás? ¿Te suele pasar?
Sí, bueno, una pena, porque el cuadro mola, pero no ha sido ninguna sorpresa. Esto es un restaurante y la dueña no querrá que nadie se escandalice. No creo que volvamos hacia atrás, creo que nunca hemos avanzado. En Donosti, todo lo que se sale de lo políticamente correcto es condenado. Además, somos un poco hipócritas, porque en realidad en todas las casas se cuecen habas.
-¿Qué encontraremos en tu nueva exposición?
La muestra en sí no tiene un objetivo concreto. En realidad no ha sido pensada como un conjunto, sino que más bien se me estaban acumulando cuadros en el estudio y quería sacarlos a pasear. Son trabajos que he hecho este último año y los he realizado más por impulsos que siguiendo un plan. Hay desde autorretratos o temas más personales a escenas sacadas de películas.
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