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¿Es mi hijo hiperactivo? (Infancia en progreso)

Un diagnóstico solo tiene sentido si los rasgos del menor interfieren en su ajuste social, emocional y escolar

¿Es mi hijo hiperactivo? Esta pregunta asalta a un gran número de madres y padres que ven con gran preocupación que su hijos son inquietos o movidos. Como analista de conducta aplicada en ABAtxiki voy a dar algunas claves para tratar este asunto. 

En principio debemos plantearnos: ¿qué es la hiperactividad?
Se trata de comportamientos disruptivos y alteraciones emocionales que pueden desencadenarse en la niñez o la adolescencia a través de varios factores. Hoy se sabe que dependen de factores neurobiológicos, genéticos e incluso ambientales. La hiperactividad se divide en dos grandes rasgos de conducta: la impulsividad y todo lo que conlleva su control, y la falta de atención.

¿Existen rasgos o características que ayuden a distinguir a los niños hiperactivos?
Hay varios rasgos que los padres y las madres pueden observar fácilmente en sus hijos y les pueden llevar a sospechar. En todo caso la constatación de estos rasgos no puede en ningún caso sustituir el diagnóstico médico, que de cara a un tratamiento siempre es preferible obtenerlo cuanto antes. 

Rasgos de la inatención en los menores:
• A menudo el niño no es capaz de concentrarse en los detalles.
• A la hora de jugar o hacer las tareas se despista y no se concentra.
• Cuando se le habla directamente parece no escuchar. Las indicaciones e instrucciones no las sigue porque elementos externos le distraen de hacerlo.
• A menudo el niño no consigue hacer las tareas solo porque no se organiza.
• El niño evita esfuerzos de concentración intelectual largos como por ejemplo el trabajo en el aula para completar un ejercicio.
• A menudo pierde objetos que son importantes para la realización de las tareas o se olvida de actividades cotidianas.

Rasgos de impulsividad en los menores:
• El niño mueve y mece manos y pies. Se balancea constantemente en la silla o abandona la silla una y otra vez, por ejemplo, en el aula o en un restaurante.
• El niño corre de un lado a otro y no para y se sienta a jugar.
• El niño habla sin parar, incluso interrumpiendo a los demás constantemente.
• El niño tolera mal las esperas, por ejemplo, en la caja del supermercado, volviéndose inquieto y correteando de un lado para otro.
• El niño coge objetos de los demás sin permiso constantemente.

¿Cómo diagnosticar y tratar la hiperactividad?
EL diagnóstico de hiperactividad se realizará mediante la observación en el entorno natural tanto de los padres como del profesorado y el especialista (psicólogo clínico y o psiquiatra infanto-juvenil). En todo caso un diagnóstico solo tiene sentido si los rasgos de hiperactividad del menor interfieren en su ajuste social, emocional y escolar.

El tratamiento de la hiperactividad es multidisciplinar y comprende tanto el tratamiento farmacológico como otras terapias centradas en el autocontrol y la modificación de conducta (ABA). Lo importante es la formación de los padres y el entorno para desarrollar un plan de intervención personalizado, que ayude al menor a desarrollarse de manera adecuada como persona.


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