(EFE). El Centro Penitenciario de Burgos realizó a finales de la semana pasada un encuentro restaurativo entre un interno condenado por robos con violencia y el director de una de las sucursales que atracó en Gipuzkoa, una cita que se produjo gracias a la mediación de la presidenta del Banco de Santander, Ana Botín.
El interno, Julio, comenzó a participar el pasado mes de noviembre en el programa de justicia restaurativa, que tiene como objetivo la reparación del daño causado mediante encuentros entre los penados y las víctimas directas de sus delitos, ha informado la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias.
El recluso tuvo la idea de comenzar su programa a través de una carta en la que expresaba a la presidenta del Banco Santander sus disculpas por los daños ocasionados a los trabajadores de las sucursales que atracó y le solicitaba la posibilidad de reunirse con alguno de ellos.
La respuesta de Ana Botín llegó un mes después mediante una carta en la que le agradecía su iniciativa y le ofrecía su colaboración para facilitar el encuentro.
Finalmente el pasado viernes el interno pudo reunirse con la víctima directa del suceso, el director de una de las sucursales que atracó en Gipuzkoa, en 2014, aunque el encuentro tuvo que celebrarse por videoconferencia debido a las restricciones de la Covid-19.
Julio agradeció su presencia a la víctima y le explicó el momento que atravesaba cuando cometió el delito, no como justificación de lo ocurrido sino como parte de la asunción de su responsabilidad: era toxicómano y tuvo una recaída, tras siete años sin consumir sustancias tóxicas, en el momento en el que se produjo el atraco.
También narró al director de la sucursal guipuzcoana todo el proceso de reflexión que había llevado a cabo durante su estancia en la cárcel, el cambio de sus motivaciones vitales y la importancia que para él tenía el encuentro al considerarle “representante de todas aquellas personas que fueron víctimas directas de su anterior vida delictiva”.
Previamente al encuentro, la víctima también participó en los talleres preparatorios de la entidad que facilita el proceso de mediación.
Tras escuchar atentamente a Julio, el bancario relató cómo vivió aquel día de 2014 y, entre otras anécdotas, contó el impacto que le causó enterarse por agentes de la Ertzaintza de que la pistola con la que fue apuntado por el condenado era un arma real (finalmente se comprobó que no estaba cargada), y no de juguete como pensó durante el atraco.
La reunión, de 45 minutos, finalizó con la solicitud de reparación por parte de la víctima: animar al condenado a emprender un camino distinto en la vida.
Julio se comprometió con ese cambio y, tras darle de nuevo las gracias el director de la sucursal, le respondió: “De nada, todos somos personas”.
El encuentro es el segundo que se realiza en la prisión de Burgos gracias a la mediación de la Sociedad Científica de Justicia Restaurativa.
Los talleres de justicia restaurativa comenzaron a impartirse en 2016 entre condenados a penas alternativas a la prisión. De las 38 personas que participaron en 2017 se ha pasado a 855 en 2020.
En 2019 se introdujeron también en las prisiones con la participación, hasta la fecha, de 62 internos.
Durante este año el taller ‘Diálogos Restaurativos’ estará presente ya en las prisiones de 14 comunidades autónomas, además de Ceuta y Melilla.
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