(EFE).- La chef Elena Arzak ha afirmado este lunes que la pandemia ha sorprendido al mundo y afectado de forma muy grave al sector de la restauración, a pesar de las medidas sanitarias que se han adoptado, pero cree que es necesario «volver a una cierta normalidad», ha señalado a Efe.
La cocinera donostiarra ha viajado hasta Gumiel de Mercado (Burgos) para aceptar la propuesta de Bodegas Valduero de ser nombrada miembro de honor del club Membresía La Tenada de Valduero. Personajes relevantes de ámbito de la cultura, el arte, el cine o la literatura, como Mario Vargas Llosa, Antonio López, Mark Knopfler y Ken Follett, entre otros, son ya miembros.
En declaraciones a Efe tras el acto, Arzak ha explicado que su restaurante ha optado por cerrar mientras dure la pandemia y descartar la opción de comida para llevar porque en su tipo de cocina «no funcionaría».
Mientras espera junto a su equipo la reapertura, ha explicado que se están centrando en hacer «mucha creatividad» y también un estudio económico para reducir gastos «porque en esta pandemia genera gastos aunque estés cerrado. Pero estamos intentando ajustarlos, ser lo más prácticos posible para perder el menor capital posible».
Asimismo ha adelantado que están diseñando un plan para actuar en cuanto se reactive el sector y puedan abrir el restaurante.
«La vuelta no va a ser excesivamente rápida pero la gente tiene ganas de salir«, opina. No obstante, cree que el cliente extranjero tardará en volver «y por eso España se va a resentir pero la ilusión no la perdemos», ha asegurado.
Respecto al vino, la hija de Juan Mari Arzak, que recibió el premio a la Mejor Mujer Chef del Mundo, ha resaltado las similitudes que tiene con el mundo de la cocina: «ambas profesiones son muy artesanas pero a la vez tienen que ser muy innovadoras».
Considera igualmente que es «un ser vivo, natural» al que hay que mimar y sobre los vinos de la Ribera del Duero ha señalado que en su opinión son de una alta calidad, al nivel de los franceses y alemanes.
En Bodegas Valduero, Elena ha firmado una barrica de su propiedad con 300 botellas personalizadas de un reserva 2014 al cual bautizó con el nombre de Noramat.
«Es la combinación del nombre de mis dos hijos, Nora y Mateo, una unión que ensalza la convivencia entre las personas y la familia del mundo del vino», ha explicado.
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