El 27 de abril de 2021 el Ayuntamiento donostiarra aprobó suprimir el paso a nivel de Barkaiztegi en Martutene. Por supuesto, tal y como afirmó entonces el alcalde Eneko Goia, la supresión estaba condicionada al compromiso de Adif de minimizar las consecuencias para el vecindario y hacer a continuación la obra correspondiente.
Han pasado casi cuatro años y quienes residen en el Camino de Barkaiztegi están exactamente como entonces: el rodeo que se ven obligados a dar desde entonces para llegar a Martutene (que era «provisional», un adjetivo que conocen bien en ese barrio) está sin aceras, sin iluminación, con socavones, sin visibilidad en la curva y a merced de dos semáforos de obra (también provisionales).
Además en este trayecto pasan por el antiguo colegio de los Agustinos, que está okupado, lo que genera «sensación de inseguridad». Y para ilustrar más la ‘lejanía’ que padecen: hace tiempo cayó sobre la vía una roca de un talud. En diciembre de 2023 se aprobó que la roca sería retirada y la ladera reparada (con 164.000 euros), y se daban dos meses de plazo para hacerlo. Pero no ha pasado nada más. Eso sí, la roca está bien señalada.
Cuatro años después se percibe cierto ‘escepticismo’ en el Camino de Barkaiztegi hacia todo lo relacionado con la Administración. Y sin embargo el vecindario de Martutene planea manifestarse para exigir la solución a tan evidentes problemas. Más que nada porque afectan al día a día del barrio.
Sustos
«Seguro que los proyectos que están aprobando para arreglar todo esto son magníficos, pero nosotros llevamos cuatro años así», parodiaba el vecino Jon Parro este lunes por la mañana, y añadía Juani Irizar: «Yo antes tardaba diez minutos en llegar a la farmacia y ahora son 35 minutos porque no tengo coche. Y son 35 minutos andando y otros 35 de vuelta sin luces ni acera. Yendo rapidito«.
Cuentan que lo habitual, a primera hora o cuando anochece, es ver a los peatones con linternas. Lo que tampoco les libra de llevarse unos buenos sustos.
En ese sentido Pedro Irizar, de la sidrería Barkaiztegi, contó a DonostiTik que dos empleadas han tenido percances haciendo el citado recorrido, una de ellas viajando en patinete. «Parece que estamos a la espera de que suceda un accidente grave», añadió.
Desde el inicio del camino hasta el caserío Zapatari, que marca el final del trecho, reside una treintena de personas aproximadamente. Aunque el camino está transitado, ya que es utilizado también por los clientes de la sidrería y del club de golf Basozabal. Y por el resto de los habitantes de Martutene y Okendotegi que todavía se acercan a dar un paseo.
Que hay bastantes afectados se ha constatado recientemente al reunir unas 800 firmas en un nuevo intento por captar la atención de las instituciones. Lo lograron, pero la conclusión fue la de ocasiones anteriores: «se pasan la pelota unas a otras».
«Yo llevo muchos años aquí y, con sinceridad, las mejoras siempre las hemos hecho los vecinos«, contó Juani Irizar, que acude diariamente al Hospital Donostia y lo hace en taxi «porque no hay más remedio». «Durante un año entero venía por las mañanas a buscarme mi sobrino, que trabaja en la Hípica, porque me vio andando una tarde con linterna y le dio miedo. Pero no puede ser. ¿En pleno siglo XXI tenemos que estar así?»
Otra vecina, Saioa Mendioroz, tiene a un hijo que va al colegio en bicicleta, así que hasta que lo ve volver a casa de los entrenamientos está con todas las alarmas puestas.
Proyectos ‘en marcha’
Ya la anterior asociación vecinal había reclamado que las instituciones involucradas aceleraran la solución del problema e igualmente ha hecho Sarroeta Auzo Elkartea desde que se puso al frente de Martutene.
Laida Etxeberria explicó a DonostiTik que en octubre de 2023 se dirigieron al Ayuntamiento y les respondieron que estaban en conversaciones con Adif. «Pero estamos en 2025 y esto sigue igual. Parece ser que sí hay avances en el proyecto del puente nuevo, pero eso no va a dar solución a quienes no tienen coche. ¿Y la senda peatonal que iban a hacer dónde está?»
Calculan que, como también está en estudio la nueva estación de tren de Martutene, la senda peatonal podría ir ligada a esta obra. «Pero son cosas que suponemos y, mientras, pasan los años».
«Lo único que vemos por aquí es que de vez en cuando pasa la barredora», comentó un vecino. «Y que recientemente vinieron de Adif porque la gente rompe el cierre para volver a cruzar por el paso a nivel y tuvieron que volver a colocarlo».
Desde Sarroeta Auzo Elkartea han pedido a las instituciones información de todos los puntos pendientes, pero no han obtenido respuesta. De hecho van atando cabos gracias a lo que encuentran por internet.
Lo que sí saben con certeza es que en 2021, cuando se cerró el paso a nivel, Adif tenía el compromiso de diseñar los itinerarios alternativos (que serían provisionales) justo antes de redactar y ejecutar las obras de un cruce definitivo. Con 2 millones de euros y un periodo máximo de dos años. Y el Ayuntamiento sería el titular de los nuevos viales y sus accesos, así como se encargaría del posterior mantenimiento y la conservación de la totalidad de las obras. Cuatro años después… al vecindario le parece todo papel mojado.
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