El Txuri Urdin es campeón de Liga por decimosexta vez en su historia y por tercera de forma consecutiva. El conjunto blanquiazul se impuso en la tarde del sábado al Puigcerdá por 3-2 en un partido de infarto que se resolvió con un golazo de Jano Hernández a falta de dos minutos para el final tras un duelo presidido por una extrema igualdad.
El Puigcerdá buscó una presión agresiva nada más iniciarse el encuentro, pero poco a poco el Txuri, después de superar su primera inferioridad, se fue asentando en el hielo y consiguió llevar algo más peligro hacia la meta rival.
El segundo acto exigió mucho más a los dos porteros. En los primeros compases el Txuri obligó al ruso, pero el encuentro empezaría a cambiar a partir del séptimo minuto de la primera reanudación. El juego se volcó hacia las inmediaciones de Ander Alcaine tras la expulsión de Zaballa. Los catalanes jugaron de maravilla el power play, sacando tiros francos, pero el meta jacetano sujetó literalmente a su equipo sacando guardas, escudos, manoplas y hasta el taco del stick para desbaratar las opciones catalanas y desesperar a los gerundenses.
En el último tercio Puigcerdá salió a tumba abierta y un gol en superioridad en el primer minuto de la segunda reanudación le puso las cosas cuesta abajo. Los palos y Alcaine se estaban interponiendo en su camino pero, a falta de siete minutos, el arquero no pudo con un tiro raso que pegó en un rival. Fue Boronat el autor del empate. Acto seguido el choque entró en unos minutos locos en los que ninguno de los dos equipos era capaz de controlar el juego.
Hasta que de nuevo una jugada entre Giménez y Machacek terminó con una parada espectacular de Tsaregorodtsev. Pero esta vez el rechace fue a parar al stick de Jano Hernández, que desde la línea azul se sacó un slap imposible para el meta ruso. Era el 3-2 a falta de dos minutos, el Txuri se caía, pero acto seguido la incertidumbre se apoderó del graderío, puesto que los jueces deliberaron sobre si dar o no el tanto. Marcaron gol y estalló el Txuri.
Eran dos minutos, pero se convirtieron en un mundo porque la expulsión de Muñoz a falta de 1’38 para el final obligó al Txuri a jugar cuatro contra cinco. Aguantaron contra cinco y contra seis los guipuzcoanos para proclamarse campeones por tercera vez seguida. Y van 16.
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