A falta de la reunión del 10 de enero con reponsables de Instituciones Penitenciarias en la que el alcalde Eneko Goia espera cerrar fechas, 2018 estará marcado para el Ayuntamiento, entre otros retos, por el traslado de la cárcel de Martutene a Ezkuzaitzeta. También será el año de Txomin Enea, al que el Consistorio quiere darle «un último impulso». Y es que el desarrollo de la vega del Urumea es uno de los temas capitales tanto por lo que se ha hecho como por lo que falta: al traslado de la cárcel hay que sumarle la petición reiterada a Defensa de que mueva los Cuarteles de Loiola, si bien para eso el Ejército exige 17 hectáreas a cambio y a coste cero, lo cual a día de hoy «es inviable», según ha expresado Goia esta mañana.
Acaba de comenzar un año movidito para la ciudad que pasará por lo ya citado y por otros puntos clave. En el Centro será el año del edificio Pescadería de la Bretxa, ya que por fin se iniciarán los trabajos para transformarlo en mercado, ambulatorio y espacio deportivo. Y dentro de la Parte Vieja, también, comenzarán a darse los primeros pasos en el plan integral del barrio, respecto al cual el alcalde ha prometido hacer un «importante esfuerzo».
Otros barrios también verán mejoras. Es el caso de Bera-Bera, Amara (con la mejora de Carlos I), Morlans (con el ascensor a Aiete), Loiola y su bulevarización o «el impulso al nuevo ambulatorio de Aiete». Además se verán finalizadas las obras de conexión entre Herrera y Trintxerpe.
A lo largo del año recién comenzado, también, se continuará con la reurbanización de Jolastokieta y con los planes urbanísticos de Mundaiz, Oncológico o Illarra; está previsto finalizar la urbanización de San Bartolome Muinoa con la entrega de las primeras viviendas, impulsar un proyecto para Sagüés o continuar con la construcción del polideportivo de Altza, cuya instalación provisional en el antiguo Instituto de la Construcción estará en marcha en otoño.
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