El 11 de diciembre de 2006 abrió sus puertas el restaurante Tedone de Gros. Su singular propuesta gastronómica basada en la alimentación ecológica -“sin la presencia de sustancias de síntesis química y obtenidos mediante procedimientos sostenible”- ha conquistado a locales y foráneos. Tanto es así que, según los usuarios de la popular web Tripadvisor, es el restaurante mejor valorado de Donostia con una puntuación de 4,5 sobre 5 sobre un total de 1933 opiniones.
16 años y un día después de su inauguración, el local ubicado en la esquina de la calle Corta, pegado a las vías de RENFE, busca nuevos propietarios. No es un adiós inminente. Según anunciaron ayer en su cuenta de Facebook, el restaurante seguirá funcionando con normalidad hasta que consigan vender el negocio (“local y fondo de comercio”) a unos nuevos gestores. Las razones esgrimidas son “las típicas en estos momentos, otra etapa cubierta y a cuidar la salud”.
Gustavo Cano Beltza llevaba un tiempo dándole vueltas a la posibilidad de cambiar de aires. La pandemia pudo haber sido ese punto de inflexión, pero la decisión ha llegado justo después. Y no tiene vuelta atrás. Un trozo importante de la vida y el alma del Tedone se deben a la manera que tiene Beltza de entender una cocina alternativa y abierta al mundo. “No me voy con el victimismo típico hostelero ni con pena, sino con la sensación del trabajo bien hecho”, cuenta a DONOSTITIK.
En sus tres lustros de historia, Tedone ha sido mucho más que un restaurante. Además de haber promovido con entusiasmo una cocina “sana”, ha albergado un centenar de charlas, tertulias, cenas temáticas, actuaciones musicales… Es un punto de reunión para amantes de la cocina vegetariana-vegana o simplemente para aquellos que quieren esquivar el clásico menú carnívoro y buscan alimentos más saludables y sostenibles: arroces, verduras, ensaladas, pescados… En la actualidad, “entre el 70% y el 80%” de la carta del Tedone es de origen ecológico y está compuesta por una docena de propuestas que bucean en la cocina internacional y vasca. Cada plato oscila entre los 10 y los 22 euros.
Su filosofía llevaba a muchos turistas a meterse en el estrecho callejón perpendicular a la calle Miracruz y dirigir sus pasos a la terraza, muy concurrida en los meses de verano. Al mismo tiempo, la esencia del Tedone ha estado marcada por el sello de la cultura y una visión alternativa que ha llevado a mucha gente a disfrutar de su comida y eventos paralelos. El trabajo “bien hecho” al que se refiere Beltza también tiene que ver con su labor dinamizadora. A partir de ahora se abre una nueva etapa para el Tedone y su alma máter.
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