(EFE). El nuevo superdenador ‘Hyperion’ instalado en el International Donostia Physics Center (DIPC) de San Sebastián situará a Euskadi «en el Olimpo» de la computación en España, sólo por detrás del ordenador ‘MareNostrum 5’ ubicado en Barcelona y del ‘Finisterrae III’ gallego.
El director del DIPC, Pedro Miguel Etxenike, ha hecho este paralelismo mitológico al hilo del nombre del nuevo supercomputador vasco, ‘Hyperion», tomado de uno de los titanes encargado de revelar a los humanos la existencia del Sol y de la Luna.
Un nuevo equipamiento informático de 14.000 núcleos y 150 TB de memoria RAM que aspira a alcanzar, en sucesivas ampliaciones, los 30.000 núcleos y los 300 TB, hasta desbancar al ‘Finisterrae III’ del segundo puesto de la supercomputación española.
‘Hyperion’, cuya construcción y puesta en marcha ha costado 2,8 millones de euros, se unirá en el DIPC a su predecesor ‘Atlas’ (el titán que soporta la bóveda celeste sobre sus hombros), al que triplica en potencia, y precederá a ‘Atenea’ (diosa de la sabiduría, la guerra y los oficios), una supercomputadora mucho más avanzada en cuya creación el DIPC tiene previsto empezar a trabajar en 2026.
El consejero vasco de Educación, Jokin Bildarratz, y el director del centro de supercomputación del DIPC, Txomin Romero, han presentado el nuevo equipamiento informático ‘Hyperion’ en un acto en el que también han participado el viceconsejero de Universidades e Investigación, Adolfo Morais, junto al ya citado Pedro Miguel Etxenike.
Durante su intervención, Bildarratz ha explicado que ‘Hyperion’ ya se utiliza para simular la formación de las galaxias, el comportamiento de nuevos materiales, desarrollos en tecnologías cuánticas, en inteligencia artificial y en química computacional, entre otros proyectos.
El consejero ha desvelado además que este tipo de superordenadores se destina a facilitar el trabajo de los investigadores porque «son capaces de seccionar un problema grande en varios pequeños y manejables».
De esa forma, los resultados de cada uno de ellos se combinan después para hallar la solución final en un espacio de tiempo más reducido.
Tras recordar que los supercomputadores del DIPC dan servicio a más de 500 científicos del «ecosistema» vasco de investigación, ha explicado que la construcción de ‘Hyperion’ se enmarca dentro de la «estrategia global» de su departamento de «dotar a la comunidad científica de las herramientas e infraestructuras necesarias para desarrollar su labor» y que se complementará en el futuro con el superordenador cuántico de IBM cuya instalación también está prevista en San Sebastián.
Ha desvelado además que ‘Hyperion’ se alinea en la generación de nuevo conocimiento a través de los cuatro ámbitos estratégicos identificados en la ‘Estrategia Ikur’ del Gobierno Vasco en materia de neurobiociencias; tecnologías cuánticas; neutriónica (física de neutrones y neutrinos), y supercomputación e inteligencia artificial, así como en astrofísica y cosmología, el clima y la ciencia de los materiales con propiedades avanzadas.
Durante la visita que Bildarratz ha realizado a ‘Hyperion’ en el DIPC, el consejero ha participado también en un encuentro con investigadores que trabajan en Euskadi y han conseguido una ayuda ‘ERC Grant’ de la Comisión Europea, un programa de financiación de la UE que impulsar la excelencia científica.
El consejero ha desvelado que en la actualidad el País Vasco cuenta con un total de 28 ayudas de este tipo activas, que suponen más de 61 millones de euros adicionales de fondos europeos invertidos en investigación para la contratación de investigadores y la adquisición de equipamiento científico de última generación.
Por su parte, Pedro Miguel Etxenike ha enumerado las «cinco claves» del éxito de la política científica del País Vasco que, a su entender, se ha visto beneficiada por una continuidad «a largo plazo»; una «relación amable con la administración» evitando la burocracia; el «anclaje geográfico de la excelencia», la captación de «talento» y de la consecución de «instrumentos» como ‘Hyperion’ que permiten dar respuesta a problemas «mucho más difíciles» que en el pasado.
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