(Mercedes Zabaleta/EFE). Diana Krall ofreció una selección del jazz de siempre con su estilo susurrado acompañada de músicos sobresalientes como el guitarrista Anthony Wilson en el concierto que cerró el Jazzaldia, en una jornada en la que el veterano Herbie Hancock demostró estar en plena forma.
Como es habitual, la cantante y pianista canadiense llenó la Plaza de la Trinidad en su séptima visita al festival donostiarra, que le vio crecer musicalmente y al que acudió por primera vez en 1997, el año en que publicó el álbum «Love Scenes» que la encumbró hasta convertirse en una de las intérpretes de jazz que más discos ha vendido.
Krall hizo un recorrido por el sonido de las veladas de los años cuarenta y cincuenta con temas estándar de jazz mil veces versionados por artistas como Franck Sinatra o Peggy Lee que ella traslada a su terreno.
«Where or when», una canción de los años 30, abrió el recital en el que ha estado acompañada, además del guitarrista Anthony Wilson, por Robert Hurst, al bajo, y Karriem Riggins, a la batería, quienes han llevado el peso de las improvisaciones jazzeras con maestría.
Le siguieron slows como «All or Nothing at All», «I’ve Got You Under Skin», de Cole Porter, además de «You Call it Madness» o «L-O-V-E» de su adorado Nat King Cole.
Temas en los que la voz de contralto con sordina de Krall tuvo su contrapeso en los punteos prístinos de Antony Wilson, el bajo rotundo de Robert Hurts y el vigor de la batería de Riggins.
Krall recordó a su compatriota Joni Mitchell con una versión personal de «Coort and Spark» y continuó recreando canciones como «Boulevard of Broken Dreams» y «Check to Check», el maravilloso tema de Irving que inmortalizaron Louis Armstrong, Ella Fitzgerald y Franck Sinatra entre otros, con las que ha seducido a un público que estaba convencido desde el inicio.
Cuando el concierto llevaba más de hora y media comenzó a llover ligeramente, aunque cesó pronto, una incidencia ante la que la cantante ofreció a la concurrencia «Isn’t This A Lovely Day».
Diferente, pero también con el retrovisor puesto en los maestros, fue la propuesta que le ha antecedido: la joven saxofonista Lakecia Benjamin, que ha rendido un homenaje a John Coltraine y su esposa Alice Coltraine.
Sonaron los arreglos, recogidos en su último disco «Pursuance», que la propia Benjamin realizó a temas de «los Coltraine», con influencias vanguardistas, pero «sobre todo muy espirituales», según ha explicado esta mañana a la prensa.
El saxo alto de Benjamin con el trío de piano, bajo y batería que le acompañó ha sido bien acogido por el público, que ha apreciado sus improvisaciones y sus momentos de lirismo en temas como «Alabama», «Liberia» o «My favorits Things».
Veterano Herbie Hancock
La última jornada de esta edición del Jazzaldia que ha supuesto la vuelta a la normalidad tras dos años de limitaciones contó con otra de las leyendas del jazz: el pianista Herbie Hancock.
En esta ocasión acudió a la cita donostiarra con el bajo de James Genus, la guitarra de Lionel Loueke, la batería de Justin Tyson, y la trompeta de Terence Blanchard, quien ademas es autor de numerosas bandas sonoras de películas, entre ellas varias del director Spike Lee.
Hanckok estuvo locuaz e hizo gala de un gran sentido del humor que quiso compartir con el público, al que halagó diciendo que es «el quinto componente del grupo», y ha dejado claro a sus 82 años cumplidos en abril que la innovación no es cuestión de edad.
Tras un largo tema que bautizó como «Overture», una combinación de varios de sus trabajos, el Premio Donostiako Jazzaldia 2006 retomó canciones de los años 60 y 70 como «Footprints», compuesto por el saxofonista Wayne Shorter y grabado por primera vez para su álbum «Adam’s Apple» en 1966, o «Actual Proff» junto con la archiconocida «Chamaleon de su disco «Head Hunter» de 1973.
Hanckok terminó su actuación bajando a la sala de butacas con su keytar mientras interpretaba un tema de ritmo rabiosamente funky.
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