«En 2008, cuando vine a vivir a Riberas de Loiola, ya existía el problema del ruido de la GI-20. Lejos de resolverse ahora también está el ruido del topo. En determinadas viviendas están con las ventanas cerradas todo el año y no se escucha bien ni la televisión». Quien habla es Arantxa Fernández, presidenta de una asociación de vecinos que lleva «demasiado tiempo» reclamando a las instituciones «sin ver siquiera el inicio de la solución del problema». Y el problema, según afirma, ya era conocido por los técnicos antes de la construcción del barrio.
El tráfico de la GI-20 es muy alto,»con un continuo paso de camiones», y hace años colocaron pantallas anti ruido en el lado de La Salle. «Nos dijeron que también pondrían en el otro lado, pero no se hizo».
En el punto referido a la carretera afirman los vecinos que hay soluciones que pasan por colocar las anunciadas barreras anti ruido, eliminar las juntas entre tramos y cambiar el asfalto por otro más adecuado. «Pero son diez años y nadie ha hecho nada. Ayuntamiento y Diputación se pasan la pelota. Nos reciben, sí, pero nadie toma medidas», denuncia Arantxa Fernández en representación de su barrio.
A este «calvario» se le ha unido otro. «Siempre se ha tenido que soportar mucho ruido del topo, pero desde hace un tiempo ha empeorado notablemente. No sabemos si responde a un cambio de los vagones, pero el problema principal debe de estar en la curva y a la salida del túnel», explicó Fernández a DonostiTik.com.
Consultada en su momento al respecto, la empresa Euskotren aseguró que las mediciones del ruido no exceden de lo permitido. Pese a todo el Ayuntamiento se comprometió por medio de Medio Ambiente a hacer una nueva medición. «Ha pasado casi un año y no sabemos nada», explicó Fernández, hecho que la asociación vecinal parodia en las redes sociales.
También en el punto referido al topo consideran los vecinos que habría solución posible: les han hablado de una técnica relacionada con el agua y otra mucho más básica que tendría que ver con la velocidad de la conducción en la citada curva.
Los más afectados por el ruido son los números pares de Avenida Barcelona, «sobre todo los primeros números», y también los primeros números de la calle Hermanos Otamendi (del 1 al 10). «Nos consta que además de la asociación alguna comunidad se ha dirigido al Ayuntamiento y a la Diputación para pedir que se solucionen estos problemas».
Nadie podrá decir que no presionan para resolver el problema. De hecho a finales de 2016 el Ayuntamiento declaró Riberas de Loiola Zona de Protección Acústica Especial, «algo que no fue seguido de ninguna acción», y también en el Consistorio se aprobó una Moción el 19/07/2018 a fin de pedir que la Diputación Foral de Gipuzkoa actúe en la GI-20 que Euskotren actúe para mitigar en el problema del topo. «Pero tampoco ha tenido efecto».
¿Por qué afirman que desde el inicio de la construcción del barrio sabían los técnicos que el ruido de la GI20 complicaría la vida de los vecinos?, «porque estaba planeado construir edificios terciarios para mitigar el ruido sobre las viviendas. Pero al final sólo se construyó el de la Seguridad Social», concretó Arantxa Fernández.
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