Se cumple un año desde que el centro de investigación y desarrollo tecnológico TECNALIA puso en marcha un robot para limpiar los fondos marinos y que se está poniendo a prueba en la isla Sacca Fissola, en la Laguna de Venecia. Desde entonces, ha recogido ya media tonelada de plásticos, aunque la iniciativa va más allá y su objetivo es identificar, recoger, clasificar y transformar la basura marina recolectada en productos reciclados, así como evaluar el impacto de estos sistemas en el ecosistema. Con motivo de la Semana Europea del Medio Ambiente, el robot realizó el pasado viernes su primera demostración en vivo en presencia de las autoridades locales de Venecia.
Se estima que actualmente hay en los océanos una reserva de 83 millones de toneladas de residuos de plásticos.
Por ello, la situación actual requiere, en primer lugar, evitar la entrada de nuevos plásticos en los océanos, a través de un consumo responsable y mejorando los sistemas de gestión de residuos en los países en desarrollo. Y en segundo lugar, es necesario eliminar el stock de macro-plásticos marinos ya existentes antes de que se fragmenten en micro y nano-plásticos, que contaminan la cadena alimentaria. La recuperación de estos materiales plásticos en el fondo del océano es una tarea ardua y lenta.
En este contexto, un consorcio europeo formado por 14 socios de 8 países diferentes trabajan en el proyecto MAELSTROM, que plantea precisamente una solución robotizada eficiente y selectiva para limpiar el fondo de los mares.
Así, TECNALIA ha desarrollado este sistema robótico de limpieza de fondos marinos que consta de una plataforma flotante con un robot submarino de cables: ocho cables enrollados en ocho cabrestantes conectan el sistema móvil submarino a la plataforma flotante.
Para la recogida de los plásticos y basura marina, el robot integra dos soluciones: por un lado, un conducto de succión de 150 mm de diámetros para la basura de tamaño más pequeño y, por otro lado, una pinza hidráulica para agarrar objetos más grandes de hasta 130 kilogramos como neumáticos, cajas, secciones de barcos hundidos o redes de pesca.
El robot ha sido diseñado para trabajar hasta veinte metros de profundidad sin dañar los ecosistemas acuáticos, y para ello, lleva integrados sensores de presión y profundidad. Asimismo, cuenta con cámaras de visión para la visualización de la basura marina y una cámara inteligente que permite la identificación de la basura marina por inteligencia artificial y realizar así su recogida semiautomática, ayudando al operador del robot. Y es que su actividad se puede realizar tanto de forma independiente como a través de la guía de un operador, de forma remota.
Pero además de implementar tecnologías para la recolección de basura marina, este proyecto tiene por objetivo a contribuir a su reciclaje, siguiendo una perspectiva de economía circular, tal y como prevé la Estrategia Europea sobre Plásticos en la Economía Circular. Por ello, después de una evaluación inicial sobre el tipo y el peso de la basura recuperada, esta se clasifica en función de sus diferentes características y perfiles de reciclaje.
Según Mariola Rodriguez, responsable del proyecto en TECNALIA, “las principales ventajas de esta solución tecnológica es que opera desde la superficie del agua y que activamos los cabezales de recogida solo cuando es necesario, logrando una alta selectividad y minimizando así el impacto en el ecosistema. Además, dado que el robot de cables es rígido y rápido, podemos levantar objetos y limpiar rápidamente, por lo que también logramos eficacia en la recogida. Es, por tanto, el robot más eficaz y respetuoso con el medio que hay actualmente para la limpieza de los fondos marinos”.
A lo largo del próximo año, el robot submarino seguirá limpiando el fondo marino de Venecia, al mismo tiempo que continúa evolucionando y perfeccionando su tecnología, para que una vez finalice el proyecto en 2024 pueda dar el salto al mercado.
Deja un comentario