La tensión en la parroquia de la Sagrada Familia de Amara ha superado cotas insospechadas este fin de semana. Como ejemplo el siguiente: no hubo misas el domingo y hoy ha habido una concentración de varios feligreses en la puerta y también un cambio de cerraduras. Hasta llegar a este punto han sido varios los desencuentros entre la comunidad de la parroquia y el obispado, donde restan importancia al conflicto.
Como ya publicó DonostiTik en su momento, el traslado del hasta ahora párroco Martín Artola a Irun despertó un profundo malestar en la parroquia, donde se vinculó este hecho con la posible venta de la parcela donde se ubican la Sagrada Familia y el Aterpe. Posibilidad que preocupó a los feligreses y al propio Artola y así le trasladaron al Obispo José Ignacio Munilla.
Este sábado Artola iba a dar su última misa en Amara cuando fue advertido desde Irun de que no va a la localidad como párroco, sino como coadjutor. Este descenso de responsabilidad, sumado al conflicto de los últimos meses, provocó que unos feligreses candaran la puerta de forma que no pudieran entrar los nuevos sacerdotes que se van a hacer cargo de la Sagrada Familia. Resultado: no hubo misa el domingo
Hoy ha habido una vuelta más de tuerca y se han encontrado los feligreses con que las cerraduras han sido cambiadas y los nuevos sacerdotes han tomado posesión de la parroquia. Y junto al propio Martín Artola se han manifestado en la puerta. «Nos han ninguneado en todo momento, la parroquia la hacemos los feligreses, el trato está siendo nefasto», han comentado varios de los presentes, molestos con el traslado y más aún con lo que consideran una «degradación injusta» de Artola.
Por su parte fuentes del Obispado han hecho hincapié en que los servicios religiosos están garantizados y han restado importancia al conflicto, calificando la situación de ayer de «anécdota». Y no han aclarado quién ha ordenado el cambio de las cerraduras.
Precedentes
El pasado julio el Consejo Parroquial de la Sagrada Familia mostró por medio de un comunicado su preocupación por la posible venta de la parcela citada. En la nota pidió al Obispo que el tema «fuera tratado con el actual equipo de la Comunidad, párroco y Consejo, de una forma transparente, colaborativa y basada en el respeto».
El Consejo Parroquial insistía en que el actual templo de la Sagrada Familia «no se encuentra en una situación de “progresivo deterioro” y se remitía al informe de un estudio de arquitectura de 2008 que concluía que el templo tenía garantizada una durabilidad de 50 años sin problemas estructurales, siempre y cuando se acometieran diversas inversiones en obras de mejora.
«Estas obras han sido financiadas todas ellas con préstamos que son pagados con las aportaciones de toda la Comunidad parroquial», recordó el Consejo que pedía al Obispo que no tomara las decisiones unilateralmente y contara con la parroquia.
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