“Nos detuvimos después de ver un cartel en el que promocionaban un menú para llevar por 7 euros. Lo que nos dieron fueron unos 200 gramos de caracoles de mar y 150, más o menos, de pequeñas gambas y dos bebidas (cerveza, agua, Coca-Cola, etc). Nos sentamos al pie del embarcadero a unos 3 minutos de distancia. Era un sábado con vistas a la playa. Comimos. Nos mantuvo ocupados y felices alrededor de una hora. ¡Es una buena forma de comer marisco muy fresco!”. Este comentario de una usuaria en una conocida plataforma de viajes lleva el acertado título de “pizzería de mariscos”, y resume su experiencia a su paso por el clásico cocedero de mariscos del muelle de San Sebastián.
Con el buen tiempo y la llegada de la primavera, la marisquería se prestaba a ser visitada por donostiarras y turistas antes de continuar hacia el Paseo Nuevo o, en dirección contraria, camino a la bahía de La Concha. Asimismo, tal y como se describe en el comentario del principio, una tradición muy arraigada entre guipuzcoanos y veraneantes ha sido la de sentarse en el puerto y, con la ayuda de unos alfileres, extraer la carne de estos huidizos moluscos.
Sin embargo, esta típica parada de marisco cocido, que solía tener los pintorescos cucuruchos de quisquillas y karrakelas a la vista, cerró sus puertas a finales del año pasado. Según han informado a DONOSTITIK, se ha bajado la persiana definitivamente. En su interior, solo sobreviven unas conchas decorativas sobre una red de pesca a modo de recuerdo de lo que algún día fue este espacio.
La agencia inmobiliaria Inmo Orain, encargada de la venta del establecimiento, confirma el fin de la historia comercial de mariscos El Puerto, que es realmente su nombre oficial. No han trascendido las razones del cierre. Compuesto por “varios socios”, según la agencia, en la marisquería habían pensado en poner el broche a su trayectoria, muy apegada a la vida pesquera de la ciudad, con alguna acción simbólica que al final han declinado llevar a cabo por cuestiones de salud. “Están a otras cosas”, afirman desde la agencia.
El entorno del muelle se ha transformado radicalmente en el último año. La Kofradia Itsas-Etxea, ubicada en el renovado edificio portaviones de la antigua lonja, de 1943, se inauguró el pasado verano en una iniciativa promovida por Opegui, la organización que representa al sector pesquero en Gipuzkoa, con el objetivo de dar a “conocer, experimentar y saborear el pescado de bajura” vasco. La cofradía cuenta con una tienda y un espacio gastronómico que, tras el parón invernal, volvieron a abrir sus puertas la semana pasada.
Deja un comentario