(EFE). El monitor de surf de Hondarribia (Gipuzkoa) acusado de agredir sexualmente a once de sus alumnos varones menores de edad ha admitido este miércoles haber tenido un «comportamiento sexual» en dos ocasiones con uno de ellos cuando éste tenía 16 o 17 años, pero nunca con el resto de perjudicados.
Este hombre ha declarado en la octava sesión del juicio que se sigue en su contra desde la pasada semana en la Sección Tercera de la Audiencia de Gipuzkoa, donde ha negado haber agredido sexualmente a ninguno de sus alumnos si bien, a preguntas del fiscal, ha reconocido haber tenido un «comportamiento sexual» con uno de ellos en dos oportunidades en los meses de julio y agosto de 2018 durante un campamento en Las Landas (Francia) y otro en Asturias.
El inculpado ha precisado no obstante que fue algo consentido que surgió entre ellos porque fue mutuo sin que él le forzara a hacer nada. Si bien ha desvelado que más adelante este menor le dijo que, aunque «había estado a gusto», ya «no quería volver a repetir».
Tras admitir que con la perspectiva actual y el tiempo transcurrido esta situación no le parece adecuada, el procesado, que sólo ha respondido al fiscal y a su defensa, también ha reconocido que tuvo una relación de «mucho cariño rozando el enamoramiento» con otra de las víctimas, pero sin que en este caso se produjera ninguna situación de índole sexual con él.
No lo ve apropiado
«Lo veía como un futuro profesor de surf en mi escuela», ha dicho el inculpado, antes de aclarar que, aunque se trata de algo que ahora no ve apropiado, él no podía controlar sus emociones.
Ha detallado que cuando este menor comenzó a distanciarse, él no cortó la relación directamente con él de un día para otro y le siguió mandando mensajes porque se sentía triste.
Respecto al resto de víctimas, el monitor ha rechazado haberlas agredido sexualmente y ha normalizado los abrazos que en ocasiones les daba porque es «una persona cariñosa y muy sensible» que también tiene este tipo de comportamiento con sus amigos y familiares.
En este sentido, ha matizado que sí se daba cuenta de que alguno de ellos era reacio a este tipo de comportamiento ya no le daba abrazos porque lo que quería era que se sintieran a gusto en sus clases.
Ha recalcado también que no puede explicar los motivos por los que ha sido denunciado por estas víctimas y ha opinado que todo responde a un «escarmiento» que, en su opinión, le quieren dar tras un desencuentro con una de las familias.
Por este motivo, ha asegurado que las acusaciones en su contra responden a una invención, al tiempo que ha considerado que las conclusiones obtenidas por las distintas psicólogas que atendieron a las víctimas son interpretaciones de estas profesionales.
En esta línea, también ha negado el episodio en el que un testigo le vio en la vía pública de Irun (Gipuzkoa) mientras agarraba los glúteos a un menor junto a su furgoneta.
Respecto a los mensajes que en ocasiones mandaba a los menores, ha explicado que con el tiempo se ha dado cuenta de que tal vez estaba demasiado encima de ellos y les escribía en exceso.
Pornografía infantil
En cuanto a los archivos de pornografía infantil encontrados en su ordenador, ha dicho que se trataba de una computadora reacondicionada, de segunda mano, en la que la Ertzaintza encontró imágenes previamente borradas que él no sabía que estaban ahí y que fueron recuperadas por la Policía.
Antes de la declaración de este hombre, ha testificado una psicóloga que atendió a tres de las víctimas, quien ha descrito lo sufrido por algunos menores como algo «traumático, terrible y una tortura».
Esta profesional ha relatado los «sentimientos de culpa, rabia, vergüenza e indignación» que todavía describen los perjudicados y que para algunos de ellos aún «tardarán años en desaparecer», porque cuando sucedieron eran menores de edad que no sabían enfrentarse a situaciones de este tipo.
Tras estas últimas declaraciones, las partes han elevado a definitivas sus conclusiones provisionales. Está previsto que el juicio se reanude este jueves con los informes de las partes.
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