(EFE). El militar para el que la Fiscalía pide cinco años de cárcel por almacenar munición de guerra en un puesto de fruta de un mercado de Irun (Gipuzkoa) ha dicho este lunes que se trata de un material «defectuoso» e «inerte» que olvidó depositar en el cuartel a término de una maniobras.
El acusado, responsable de armería de una de las compañías del cuartel donostiarra de Loiola cuando tuvo lugar el incidente, ha declarado este martes en la primera sesión del juicio por estos hechos que tiene lugar en la Sección Primera de la Audiencia de Gipuzkoa.
El Ministerio Público le acusa de un delito de depósito de municiones de armas de guerra, después de que la Ertzaintza descubriera en el citado negocio varias decenas de cartuchos cuya adquisición, tenencia y uso están prohibidos a los particulares.
Acopio de municiones
Según recoge el escrito de acusación provisional del Ministerio Público, al que ha tenido acceso EFE, los hechos habrían ocurrido entre 2011 y 2017, período durante el que el inculpado presuntamente «hizo acopio de diferentes municiones y cartuchos guardándolos sin las debidas garantías y sin estar autorizado para su depósito, con el consiguiente peligro para la seguridad ciudadana«.
En concreto, la Policía Vasca le intervino 100 cartuchos de calibre 9 milímetros, 35 de calibre 5,56×45, 4 de calibre 12,7×99, y 66 cartuchos «tipo salvas detonador».
Según han declarado varios testigos durante la vistas, las dos cajas en las que estaba almacenada esta munición fueron descubiertas bajo el mostrador del citado puesto de fruta, cuando otros miembros del mercado comenzaron a adecentarlo tras cerca de un año de abandono e impagos de las cuotas, por lo que alertaron a la Ertzaintza del hallazgo de los cartuchos.
Durante su declaración, el procesado ha explicado que la munición localizada estaba «defectuosa» y correspondía a «excedente» de unas maniobras que olvidó devolver al acuartelamiento después de depositarlas en su petate.
«Fue un despiste», ha insistido el inculpado, quien ha aclarado no obstante de que se trataba de «chatarra» que ya estaba «inerte» y cualquier militar «podía tenerla».
Ha explicado asimismo que, aunque no le parece algo «razonable», dejó la munición en el puesto de Irun junto a otros efectos de su vida cotidiana porque se vio obligado a desocupar el piso en el que residía para viajar un tiempo al extranjero por motivos personales.
Adecentar el puesto
Por su parte, la presidenta del mercado en el que se encontraba el puesto con la munición ha desvelado que la encontró, dentro de una caja que no estaba cerrada cuando accedió al comercio que carece de puerta, para «adecentarlo» porque había quedado «abandonado» tras meses sin que sus responsables hicieran frente a sus obligaciones económicas.
Al descubrir los cartuchos, esta mujer pensó que el mercado no era «el lugar en el que debían estar» por lo que, según ha relatado, alertó a la Ertzaintza.
Un alto mando del cuartel de Loiola ya jubilado que ha sido citado como testigo en el juicio ha declarado que los cartuchos ya percutidos «son un trozo de latón que en sí no es peligroso», aunque ha precisado que en caso de no estarlo son «munición».
También ha manifestado que la munición que se desecha durante unas maniobras debe ser recogida por el encargado de la línea de tiro durante los ejercicios.
Esta previsto que el juicio concluya mañana con la presentación de las conclusiones definitivas y los informes de las partes ante el tribunal.
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