El miedo tiene género. Así se desprende del estudio presentado hoy por Emakunde y titulado ‘La calle es mía’. En el mismo queda constatado que las chicas viven el espacio público como un espacio más hostil e inseguro que los chicos y que esto tiene unas consecuencias emocionales y de restricción de su libertad incomparablemente mayores que las derivadas de la experiencia de los hombres.
Las mujeres temen el abuso, la agresión sexual y la violación; tienen menos miedo cuando son más jóvenes y va aumentando su sentimiento de vulnerabilidad. En el caso de los hombres temen el atraco y una posible agresión física extrema, pero van perdiendo el miedo a medida que van creciendo.
El estudio indica que existe una socialización y transmisión bien clara de este miedo hacia las chicas principalmente. Las chicas identifican esta transmisión en los límites que les ponen en la familia y los comentarios que les hacen en casa, pero también de la sociedad en general. Desde pequeñas se les muestra el espacio público como algo peligroso, no apto para ellas y donde deben tener grandes precauciones. Les dicen que vayan con cuidado, que no vayan solas, que vigilen que no les echen nada en la bebida… pero también que no vayan “provocando” o ‘vestidas según cómo’. Se percibe, por el contrario, una ausencia de mensajes a los chicos dirigidos a prevenir el origen de la violencia.
El debate, pues, está en ver cómo se trata el acoso callejero y las agresiones contra las mujeres en el espacio público de forma que se reconozcan como violencias pero no impliquen restricciones de movimiento ni una invisibilización de las violencias que se dan en los espacios privados.
El miedo tiene género y restringe la libertad de las mujeres, afirma Emakunde
El miedo tiene género. Así se desprende del estudio presentado hoy por Emakunde y titulado ‘La calle es mía’. En
Temas: Igualdad
Deja un comentario