Tremenda la historia sobre la que el director chino Liu Jie ha querido dar luz en su película Bao bei er (Baby) presentada hoy en el Festival de San Sebastián y que versa en torno a los 100.000 niños abandonados anualmente en China a causa de la discapacidad. La película ha sido bien recibida por la crítica.
Más de un 5% de los niños nace con alguna discapacidad en China y, en palabras del director, «la gente cree que un padre tiene derecho a decidir la muerte de su hijo gravemente enfermo, que es asunto suyo». Un tema complejo y terrible a partes iguales que le ha llevado a trabajar en este film que narra la historia de una joven que fue abandonada y recogida por una familia que le dio un futuro, y que trabajando en un hospital se encuentra con el caso de un padre que no quiere dar tratamiento a un bebé que padece precisamente la misma discapacidad que la propia protagonista.
El trabajo, que transcurrió durante un año, no partió de un guión, hecho que sorprendió a los actores cuando recibieron la llamada del director. En cada sesión Liu Jie les narraba cuál sería la línea de la historia. El objetivo era que los actores fueran completamente naturales y trabajaran con sus propias palabras.
En Donostia están estos días el director Liu Jie; la joven Yang Mi, protagonista que tuvo que aprender el lenguaje de los signos para el film, y el padre Guo Jinfei.
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