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Música

El Festival de Jazz encara los últimos coletazos de una edición con nombres y buen ambiente

Espiritualidad gospel y experimentación irreverente marcaron el domingo del Jazzaldia

Gregario de Luxe el domingo en el Festival de Jazz. Fotos: Santiago Farizano

(Mercedes Zabaleta EFE-Redacción). El Festival de Jazz llega hoy a su última jornada sin concierto en la playa, ya, pero con nombres importantes y bien conocidos en este encuentro como el de Diana Krall, que subirá al escenario de la plaza de la Trinidad tras el concierto de Lakecia Benjamin.

Herbie Hancock en el Auditorio del Kursaal y Mezquida con Juan de la Rubia en el Teatro Victoria Eugenia también estarán presentes en este último día que marca el final de una edición muy bien seguida por el público, que tenía ganas de reencontrarse con el Jazzaldia sin restricciones y a lo grande. 

Un domingo muy intenso

Amina Claudine Myers mostró el domingo la espiritualidad del gospel más austero en el Jazzaldia con un recital que contrastó con la experimentación irreverente de Ben Lamar Gay, que le sucedió en el escenario de la Plaza de la Trinidad de San Sebastián.

Amina Claudine Myers abrió la noche de este espacio emblemático del Festival de Jazz de San Sebastián tras haber recibido por la mañana el Premio Donostiako Jazzaldia de manos del alcalde donostiarra, Eneko Goia.

Esta mujer, de la que el director del Festival ha dicho que ha conectado «de manera perfecta la tradición y la modernidad, la historia y el futuro del jazz», reivindicó el derecho de los artistas a expresarse «sin restricciones».

No es la primera vez que visita el festival de jazz donostiarra, en el que llegó a tocar como telonera de B.B. King. Ayer llegó acompañada de Richarda Abrams, su hermana Jeanette T. Carter y Chinyelu Ingram, tres intérpretes agrupados bajo el nombre de Generation 4, como sucesores de cantantes que colaboraron en el pasado con esta pianista y compositora, que cumplió 80 años el pasado mes de marzo.

Fue un concierto sobrio, sin aditamentos, en el que las voces solo contaron con el apoyo del piano de Amina Myers, una mujer que ha sido además profesora y reivindicadora de la identidad negra.

Espirituales como «Climbing High Higher», clásicos del gospel como «Low is the Way» del grupo The Staple Singer y canciones como «Oh Mary Don’t you weep» de Aretha Franklin se alternaron con composiciones de la propia Amina como «Steal Away».

El cambio fue radical en la segunda parte de la velada con la aparición de Ben Lamar Gay, un músico completamente diferente a Myers, pero que aprendió a tocar la corneta en la influyente Association for the Advancement of Creative Musicians (AACM) fundada en Chicago en los años 60, a la que también perteneció la cantante que le precedió en el escenario.

Trasgresor e irreverente, Ben Lamar Gay estuvo acompañado por Matt Davis (tuba) Will Faber (guitarra, voz), y Tommaso Moretti (batería).

Fue un concierto de corte experimental en el que se generaron atmósferas extrañas e inquietantes en el peculiar maridaje de tuba y corneta.

En el Kursaal

El multiinstrumentista bretón Yann Tiersen, cuya actuación en el Jazzaldia estuvo prevista para la edición de 2021, protagonizó el concierto del Auditorio Kursaal, junto con Emilie Tiersen (voz) y de Jens L.Thomsen.

Tiersen ofreció varias composiciones que reflejan su universo musical, evocador a veces, rítmico y urbano en otras, que van mucho más allá de la banda sonora de la película «Amelie» que escribió en 2001 y de la que, por cierto, recela ya que, según aseguró el propio compositor en varias ocasiones, se ha asociado demasiado con un optimismo empalagoso cuando para él es también una música oscura.

Más que un concierto, Tiersen regaló una experiencia sonora y visual en la que la pirotecnia lumínica constituyó una parte esencial del espectáculo junto con las imágenes proyectadas en una enorme pantalla.

Sonidos de lluvia y de arroyos inspirados en la isla Ouessante en la que vive fueron el inicio de una serie de piezas en las que se escucharon melodías en bretón en la voz de Emilie Tiersen, algún pequeño guiño como las notas de la canción infantil «Frère Jacques» y composiciones diversas que evolucionaron hasta desembocar en tormentas con un alto voltaje decibélico.

Tiersen recurrió a elementos diversos que van desde el minimalismo y las series repetitivas a sonidos más urbanos hasta concluir con ritmos de rave.


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