El Festival de San Sebastián inaugura hoy su 70ª edición con un drama carcelario, Modelo 77, que arroja luz sobre un capítulo de la historia del país poco conocido, el de la difícil (y lenta) entrada de democracia en las prisiones españolas.
Muy bien interpretado por Miguel Herrán y Javier Gutiérrez en su papel de presos y víctimas, el filme es violento y duro y lleva al espectador a cuestionarse (una vez más) sobre las bondades proyectadas sobre la transición española. «El cine que nos gusta éste, el que te transforma como ciudadano», ha explicado Gutiérrez tras la película, que ha sido muy aplaudida en su sesión matutina.
El equipo casi al completo está en Donostia liderado por el director Alberto Rodríguez, que ha construido una película en la que comenzó a pensar en 2005 y que se ha hecho realidad ahora. Después de muchas entrevistas con detenidos y con funcionarios. Y de leer mucha documentación. Uno de los escollos, por cierto, fue lograr rodar en la cárcel Modelo de Barcelona, donde se desarrolla principalmente la historia. Una prisión que está vacía desde 2017 y a la que había que devolverle la imaginen que tenía en los 70.
Ha contado Rodríguez que le llamó especialmente la atención la historia de unión entre los presos en circunstancias tan adversas. «La cárcel es un reflejo de la sociedad«, ha dicho el director, que se ha querido centrar principalmente al nacimiento de la COPEL (Coordinadora de Presos en Lucha) y ha dejado para el final el intento de fuga de los protagonistas.
«Esta cárcel estaba en mitad de la ciudad. Hoy están en páramos y no se conocen las reivindicaciones que se viven allí dentro», ha dicho Gutiérrez, que junto al resto del equipo ha defendido que se trata, también, de una película entretenida.
Buen cine español, en fin, para abrir una 70ª edición del festival de cine que arranca con fuerza.
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