Juan Carlos es ese cuñado que saca de quicio pero al que, en el fondo, se quiere; es ese que acostumbra a avergonzar a sus amigos, pero que éstos siguen llamando porque sin él no se imaginan una quedada de verdad; es el vecino tocapelotas y bocazas que le echa morro a todo pero que, en el fondo, siempre está ahí para echar una mano; el impresentable compañero de trabajo que, inexplicablemente, siempre consigue salir airoso de la cuerda floja. Juan Carlos, o lo que es lo mismo, Ernesto Alterio en la ficción de ‘El cuarto pasajero’, la nueva película de Álex de la Iglesia, es eso y mucho más. Es, sin lugar a dudas, el alma de este filme y quizá el mejor papel y la más destacada interpretación de Alterio, en un brillante equilibrio entre el exceso y la naturalidad, de los últimos años. No es fácil en un género tan complicado como la comedia, pero literalmente se sale y ayuda a hacer ‘El cuarto pasajero’ infinitamente mejor de lo que es en realidad. Pero que no suene a pega.
Porque… ¿Hay algo mejor que una película de Álex de la Iglesia? Sí, disfrutar de dos filmes de Álex de la Iglesia en el mismo año. Aunque no sean perfectos y no alcancen las expectativas imaginadas. A estas alturas ya ha quedado demostrado que es un gran creador/narrador de historias y esa certeza es más que suficiente para celebrar cada nuevo título que estrena en las salas de cine. Tras la decepcionante (y algo floja) ‘Veneciafrenia’, seis meses después llega ahora ‘El cuarto pasajero’, una película diametralmente opuesta a la anterior, tanto en planteamiento como en género. Sí la primera se movía entre el terror con alguna pincelada gore, en esta ocasión el espectador se ve envuelto en una farsa, en ocasiones, de tintes berlangianos; en otras, con aspectos más sutiles tirando a comedia romántica (maravillosa la escena de Blanca Súarez y Rubén Cortada en la habitación del hotel). En ambos casos, no obstante, la risa está asegurada.
Y lo está gracias a un destacado reparto en el que tanto Alberto San Juan (Julián, el cincuentón perdidamente enamorado de la joven que suele llevar en su coche de uso compartido), como Blanca Suárez (Lorena, la joven) y Rubén Cortada (Sergio, el guaperas que se ha unido a la expedición y que está a punto de desbaratar los planes de conquista de Julián) están muy en su papel. Pero sobre todo, ‘El cuarto pasajero’ se debe a un divertido guión en el que el propio Álex de la Iglesia y Jorge Guerricaechevarría (se nota) lo han pasado en grande escribiendo. Con ‘El cuarto pasajero’ ambos vuelven al planteamiento de espacio cerrado y pocos personajes sometidos a situaciones límite (a cual más disparatada) que tan buenos resultados les dio en filmes como ‘La comunidad’ (2000), ‘Perfectos desconocidos’ o ‘El bar’ (2017). No es exagerado ni injusto decir que, en esta ocasión, el guión está muy por encima de la dirección (rutinaria y sin la agudeza y el poderío visual habituales en el cineasta) y que escenas como la del atasco, con momentos realmente intensos de puro divertido (como la conversación del personaje de Ernesto Alterio con unos desconocidos en el interior de un coche), podría haber sido magnífica si De la Iglesia hubiera estado más inspirado. Pero, la verdad es que la película funciona en ritmo (algo que es verdaderamente complicado en una comedia) y que cumple perfectamente con su objetivo: arrancar las carcajadas del público. Gracias, de nuevo, a un espléndido reparto incluso en personajes más anecdóticos, como el guardia civil que borda Jaime Ordóñez (ya estuvo magnífico en ‘El Bar’, por cierto), y a unos diálogos certeros que, analizados después, todavía gustan más.
‘El cuarto pasajero’ es, aparentemente, una película sin pretensiones con el único fin de entretener y hacer pasar un buen rato al espectador, pero sólo hay que escarbar un poquito para encontrar ese poso de amargura y esa confianza en esas pequeñas magias del amor que hacen que ‘subir’ a Bilbao y ‘bajar’ a Madrid puedan constituir por sí mismas la razón de toda una vida en horas bajas. Porque la de Julián lo está y mucho. Así que cuando se percata de que la llegada del cuarto pasajero, el atractivo Sergio, puede echar a perder sus planes de declararle su amor a Lorena, 20 años más joven que él, comienza a cometer en cadena una serie de divertidos errores que se verán elevados a la máxima potencia por el misterioso, cargante y desternillante Juan Carlos.
Comedia, ‘road movie’ (también amor) son los ingredientes principales de esta propuesta cinematográfica que, si bien, no es una gran película, si que quita el ‘gusanillo’ a la espera de la próxima de Álex de la Iglesia sea mucho mejor y la que todos estamos deseando ver (pronto, por favor).
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