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El contratenor Jaroussky trae a Donostia a Schubert, «un Everest que todos queremos escalar»

Estará en el Kursaal el 13 de noviembre acompañado por el pianista Jérôme Ducros

Philip Jaroussky. Foto: Kursaal

(Marina Torreblanca/EFE). Philip Jaroussky cree que el romanticismo emocional de Schubert es «un Everest que todos los cantantes quieren escalar» y que él afronta en su nueva gira por España: «Me he dedicado mucho al repertorio castrati y aspiro a una música más íntima y profunda», ha explicado a EFE el contratenor, que el 13 de noviembre estará en el Kursaal.

Acompañado por el pianista Jérôme Ducros, se volcará «en la interpretación más que en el lado puramente acrobático del canto» en el recital ‘Viena-París’ el 4 de noviembre en el Auditorio Nacional de Madrid y después en el Palau de la Música de Barcelona (11 de noviembre) y en el Kursaal de San Sebastián (13 de noviembre).

Ambos ofrecerán, dentro del ciclo Impacta, obras del disco ‘Schubert Lieder’ (plural de lied, canción característica del Romanticismo alemán, escrita para voz y piano y cuya letra es un poema lírico), que sale a la venta el 1 de noviembre, y al que acompañarán composiciones de Mozart, Haydn, Hahn, Fauré y Debussy.

Jaroussky es uno de los contratenores más aplaudidos de la actualidad, muy conocido por sus interpretaciones de las obras vocales, a menudo virtuosas, del Barroco y de las primeras épocas del Clasicismo, ya sean operísticas o sacras.

Cuenta, en una entrevista, que abordó por primera vez un recital dedicado a Franz Schubert en enero de 2020 en la Staatsoper de Berlín. «Cuando puse un pie en el escenario sentí un gran vértigo y pensé ¿por qué estoy haciendo esto?, pero el público fue muy indulgente y alentador, diciéndome que se me entendía muy bien y que mi acento francés era ‘ganz charmant’ (bastante encantador)», relata.

Aquel concierto en Berlín fue un paso importante para ganar confianza en un repertorio tan exigente como el de Schubert (1797-1828), que en sus más de 600 lieds fue tanto un iniciador del Romanticismo como un seguidor de la sonata clásica, al igual que su contemporáneo Beethoven.

Para el artista, «no se trata de virtuosismo, sino de color, articulación y fraseo. Es un repertorio que exige un control absoluto, pero al mismo tiempo hay que liberarse para encontrar la emoción, un momento en el que el tiempo se detiene».

El contratenor define la obra de Schubert como «música escrita por un ángel» que siempre le ha acompañado a lo largo de su carrera como músico: violinista, pianista y, en última instancia, cantante poseedor de una voz que llega a un timbre agudo, próximo a la de las mezzosopranos y los castratos.

Desde que esta carrera comenzara hace 25 años (él nació hace 46 en Maisons-Laffitte, Francia), Jaroussky ha abordado estilos distintos al Barroco, aunque este ha sido su especialidad. «Me he dedicado mucho al repertorio de los castrati, que a veces es muy virtuoso», dice.

A Jaroussky, cantar en alemán le resulta «cada vez más agradable porque es un idioma naturalmente más expresivo, con sus consonantes muy desentonadas», aunque el idioma que prefiere es el italiano. En cuanto al francés, su lengua natal, lo considera «difícil de cantar incluso para los franceses», pero al mismo tiempo cree que le permite expresar situaciones más personales.

«Solo canto idiomas que puedo hablar, y estoy pensando seriamente en dedicar un próximo disco enteramente al español en el futuro», añade el músico.

Su propio origen familiar es ruso, ya que su bisabuelo llegó como inmigrante a Francia a principios del siglo XX: «Como no entendía que le estaban preguntando el apellido, contestaba ‘Ja Russky’, es decir, ‘yo soy ruso’, y así lo escribieron. No sabemos cuál era su nombre real», cuenta. Entradas, aquí.


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