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Tribunales

El condenado por la muerte a puñaladas de un hombre en Gros recurre al TSJPV

La defensa alega dos eximentes relacionados con el consumo de drogas

Plaza Cataluña. Foto de archivo: Santiago Farizano

(EFE). El ciudadano de origen cubano condenado por un tribunal del jurado a veinte años de cárcel por matar de 41 puñaladas a un hombre en una plaza del barrio donostiarra de Gros ha recurrido su pena ante el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV), han informado a EFE fuentes del caso.

Según estas fuentes, en su recurso la defensa solicita al TSJPV la aplicación a su cliente de una eximente, completa o incompleta, de haber actuado en el momento de los hechos en una situación de intoxicación plena por consumo de drogas y alcohol, que habría alterado sus facultades intelectivas y volitivas el cometer el crimen.

Asimismo, demanda la aplicación de una segunda eximente, también completa o incompleta, de haberse encontrado afectado por una alteración psíquica provocada por su consumo habitual de cocaína que le habría ocasionado un brote en el momento del asesinato.

El pasado 8 de marzo un jurado popular encontró al acusado culpable de este asesinato y absolvió a su novia de haberlo encubierto, al entender que la mujer actuó por temor a que el procesado atentase contra su vida o la de su familia.

Posteriormente, la presidenta del tribunal le impuso en su sentencia una pena de veinte años de cárcel y le obligó a indemnizar a la madre del fallecido con 60.000 euros y a la hermana con 50.000.

Los hechos sucedieron la madrugada del 14 de marzo de 2020, tras un altercado verbal a raíz de que la víctima intentara bailar con la novia del acusado en un bar de Gros.

Posteriormente, tras acudir a su domicilio para cambiar parte de su ropa, el acusado regresó al establecimiento y acudió junto al perjudicado, que sufría una fuerte intoxicación etílica, a la plaza de Cataluña, donde le asestó 41 puñaladas con un cuchillo de cocina de 21,5 centímetros de largo que había cogido de su vivienda.

La sentencia del caso explica que el inculpado actuó de esta manera a pesar de que la víctima le dijo: «vale, perdona, perdona, perdona», abordándola «de forma sorpresiva» con el cuchillo y aprovechando su estado de embriaguez.

En el momento del ataque, según precisa el fallo judicial, el fallecido «se hallaba en un plano inferior, tendido en el suelo» y recibió la mayoría de las puñaladas, un total de 28, en la región dorsal.

Muchas de ellas le provocaron «heridas penetrantes en cavidad torácica y abdominal» y «laceraciones en pulmones, corazón, ventrículo derecho, hígado, bazo, riñones y hombro».

Otra cuchillada entró por la región temporoparietal izquierda del cuero cabelludo, donde quedo clavada la punta del cuchillo (ocho milímetros). En el cuerpo se apreciaron asimismo «heridas defensivas en manos, brazos y antebrazos».

Tras el crimen, el autor volvió a su domicilio, donde estaba su novia, a la que conocía desde hacía unos dos meses y que vio a su pareja con la ropa ensangrentada y con un cuchillo. También observó cómo metía las prendas en una bolsa de basura, que arrojó a un lugar «que no ha podido ser determinado».

La mujer «no contó nada sobre los hechos que pudiera conocer» por temor a que su pareja pudiera hacerle algún daño a ella o a su familia, un «miedo insuperable», según declaró el jurado, por el que fue absuelta.

Para el jurado, tampoco quedó acreditada «la existencia de enfermedad psicopatológica» en el procesado ni consumo de drogas de forma continuada, sin que puedan descartarse «consumos esporádicos».


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