«El cine nunca va a morir», ha dicho Thierry Frémaux, director del Festival de Cannes, esta noche durante la inauguración del Festival de San Sebastián. Y sobre eso ha versado la inauguración, sobre la necesidad de ver películas en salas, haciendo comunidad, en pantalla grande y sin interrupciones.
La gala de Jon Maya, escrita por Harkaitz Cano, ha incluido música, mensajes de ánimo y alegría. Y ha contado con Woody Allen desde la distancia, el gran protagonista de esta primera jornada con su ‘Rifkin’s festival’.
En una de sus primeras frases Cayetana Guillén Cuervo ha dicho que ahora vivimos conscientes del aire que respiramos y del espacio que ocupamos. Y como un pensamiento compartido con el público ha añadido que el cine achica distancias.
Junto a ella estaban Miren Gaztañaga, Inma Cuevas y Eneko Sagardoy entre otros protagonistas de una gala grupal con un mensaje claro que ha rematado perfectamente la actriz Elena Anaya: «Necesitamos el cine y el cine nos necesita». Y el Zinemaldi, este año, es el estandarte de esta causa.
El director del Zinemaldi José Luis Rebordinos y el de Cannes, Thierry Frémaux, han ilustrado el encuentro reciente entre los ocho grandes festivales del mundo en que se decidió defender el visionado de las películas en las salas en el año en que se han suspendido estrenos, se han cancelado rodajes y se han cerrado cines por el coronavirus. El año en que se ha prohibido al público acercarse a la alfombra roja dejando para la posteridad extrañas fotografías.
Muy bonitas las imágenes que se han proyectado en la gala, emocionantes, de tantas estrellas del cine dando por inaugurado Cannes en sus pasadas ediciones. Una imagen que este año no ha podido repetirse. «El futuro también pasa por las plataformas, pero lo que quería Lumière es lo que vamos a hacer esta noche: estar juntos ante una gran pantalla. El cine nunca morirá«, ha dicho Thierry Frémaux
Gina Ghershon, Elena Anaya y el productor Jaume Roures han despedido la gala y han dado inicio al Zinemaldi con ‘Rifkin’s Festival’. Comienza así la edición 68 del Festival de San Sebastián. La más valiente.
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