Con los aparcamientos llenos, colas tremendas para subir a la noria, entrar al recinto del mercado navideño o comprar un dulce, y los bares y restaurantes sin una mesa libre, la ciudad francesa de Baiona pretendía comenzar a despedir a lo grande este sábado el espectáculo navideño de la suelta de farolillos que tan popular se ha hecho y cuyo último capítulo, tras el fallido (o casi fallido) de hoy, será el sábado 16 de diciembre.
Junto al río Nive miles de personas se reunieron bastante antes de las 19.30 horas, cuando inicialmente estaba previsto el espectáculo, muchas llegadas desde el otro lado de la frontera, pese a lo desapacible de la tarde y con la esperanza de que el viento no diera al traste con la imagen que se anhelaba y que año tras año ha engordado el evento hasta que las autoridades han decidido que éste será el último año por seguridad y motivos ambientales.
Primero se anunció que el lanzamiento se retrasaría hasta las 20 horas, cuando en teoría mejoraría la situación climática, pero ya antes de que llegara el momento se advirtió por megafonía de que no habría lanzamiento de farolillos por el riesgo que suponía el viento, francamente intenso durante todo el día.
Si bien se pidió en numerosas ocasiones, la mayoría en castellano, que no se soltaran los farolillos, docenas de los presentes no pudieron resistirse y dieron fuego a los suyos logrando reunir unos cuantos en el cielo y generando, también, momentos de riesgo, ya que varios descendían tras subir escasos metros para terminar mezclados con el gentío.
Decepción hubo bastante, en fin, si bien también se constató que el vistoso evento se escapa con facilidad de las manos, tal y como apuntan las autoridades que han decidido terminar con el mismo. La última cita, a ver si con más suerte (o menos viento), será el sábado 16 de diciembre a las 19 horas.
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