(EFE). Un hombre dedicado a la reforma de viviendas, conocido como «el chapuzas» y acusado de decenas de estafas en diferentes localidades del País Vasco, ha sido condenado a dos años y ocho meses de cárcel por dejar inacabadas seis obras en distintas viviendas de San Sebastián, Pasaia, Irun, Belauntza y Hernani, tras cobrar cuantiosos anticipos.
La sentencia del caso, a la que ha tenido acceso EFE, considera al «chapuzas», que ya cumple pena de prisión por dos asuntos anteriores, autor de un delito continuado de estafa, por el que además de las citadas penas de cárcel le impone la obligación de indemnizar económicamente a sus víctimas por los miles de euros defraudados.
Estos seis casos de estafa en Gipuzkoa tuvieron lugar entre 2016 y 2019, período durante el que el procesado publicitó, por medio de «octavillas», unos servicios de rehabilitación y renovación de viviendas «que en realidad no tenía intención de llevar a término».
El texto judicial aclara que el encausado utilizaba «distintos nombres comerciales y teléfonos», lo que le permitía «difuminar sus responsabilidades» y la «mala fama» que luego le iban a reportar «sus incumplimientos».
El documento precisa asimismo que el inculpado era «administrador único» de una empresa real, que sin embargo «carecía de cualquier tipo de actividad» desde hacía años, ya que ni siquiera estaba «dado de alta en actividad laboral alguna».
Así las cosas, el acusado entró en contacto con las seis víctimas de Pasaia (2), Irun, Belauntza, San Sebastián y Hernani, a quienes hizo una «simulación» de las obras que debería llevar a cabo, tras lo que les entregó un presupuesto a cuenta de los costes de la mano de obra y materiales, que fueron aceptados por los clientes.
La sentencia aclara que, a partir de ese momento, «el chapuzas» realizó «invariablemente» una «pequeña, breve y técnicamente sencilla parte de los trabajos encargados» en todos los casos, consistente en «labores de derribo, desmontaje y retirada de elementos para sustituir».
Con estas actuaciones, detalla el escrito, lograba transmitir «una apariencia de seriedad profesional» que le permitía «ganarse la confianza» de sus víctimas y que le confería un «mayor poder negociador» a la hora de solicitar luego «un anticipo sobre el presupuesto total de las obras, por un importe «muy superior» a los trabajos que había hecho hasta ese momento.
De esta manera, una vez que los perjudicados le entregaron los anticipos, en unas ocasiones en metálico o mediante ingresos en cuentas corrientes a nombre de terceras personas, el procesado abandonó «de forma definitiva» los trabajos con diversos pretextos, como la necesidad de realizar unos «trámites administrativos», la «acumulación» de otras labores o la «imposibilidad material de acudir» a la obra.
Excusas que, según el documento, sólo tenían el propósito de «dejar pasar el tiempo» para «quedarse con el dinero sin necesidad de ejecutar las tareas encomendadas».
«En alguna de las ocasiones, ante las protestas que recibía», detalla la sentencia, el acusado «llegó a enviar de forma esporádica a las obras a otros trabajadores que sin embargo carecían de herramientas y que no avanzaban realmente en los trabajos».
«El chapuzas», vecino de Portugalete (Bizkaia) y que además de las citadas condenas cuenta con al menos tres absoluciones en su haber, está pendiente de la celebración de varios juicios más por asuntos similares en distintos puntos del País Vasco.
El último de ellos tuvo lugar el pasado 26 de octubre en la Sección Primera de la Audiencia de Gipuzkoa, donde la Fiscalía solicitó quince meses de reclusión por otro de estos casos ocurrido en Irun en marzo de 2019 y que aún está pendiente de sentencia.
También el mes pasado, fue condenado a un año y medio de cárcel por un juzgado donostiarra que le encontró culpable de estafar mediante el mismo método un total de 7.458 euros a otro vecino de la localidad fronteriza con el que formalizó un contrato de reforma de su vivienda «a sabiendas de que no iba a ejecutar las obras en su totalidad».
Además, recientemente fue condenado por un juzgado de Bilbao a un año y diez meses de cárcel por quedarse con 13.600 euros de adelantos para comprar materiales de la reforma de un piso que dejo inconclusa en la capital vizcaína.
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