El buque de salvamento Aita Mari, de origen gipuzkoano y gestionado por la ONG Salvamento Marítimo Humanitario (SMH), ha llevado a cabo un segundo rescate (el primero fue ayer) y ha salvado a otras 17 personas migrantes. En esta ocasión las ha sacado del agua después de que una patrullera libia interceptara el bote en que viajaban.
Tal y como han narrado dadas las condiciones meteorológicas favorables esta noche pasada varios botes zarparon de las costas libias «huyendo de la persecución racial y de la violencia» que se vive en el citado país.
De madrugada se recibió un aviso de Alarm Phone alertando de que un bote de goma con 103 personas se encontraba en peligro a 15 millas de la posición del Aita Mari.
En las proximidades se encontraba en ese momento el barco de rescate Sea Eye 4 asistiendo a otras 267 personas y una patrullera libia observando las operaciones.
Con objeto de evitar el rescate, una patrullera libia se ha movilizado hasta interceptar el bote para obligar a los ocupantes a retornar a territorio libio, algo que 17 de ellos han evitado lanzándose al mar. Estos sí han podido ser rescatados por la tripulación del Aita Mari entre «momentos de enorme tensión».
A bordo de Aita Mari, se encuentran ya 28 personas rescatadas. Estas 17 más las 11 de ayer.
Siete de los supervivientes rescatados hoy son menores de edad, todos ellos varones de Etiopía y Eritrea, países donde los jóvenes son reclutados forzosamente para luchar en los conflictos armados provocados por motivos ajenos a sus ciudadanos.
«Desde SMH reclamamos que sean las autoridades europeas las que se responsabilicen de mantener un dispositivo de salvamento garante en esta zona, en lugar de financiar con dinero público la contención de las personas en países donde se vulneran los derechos humanos», manifiesta la tripulación del Aita Mari.
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