El buque de rescate marítimo, Aita Mari, partirá de nuevo rumbo al mediterráneo en próximas fechas. La consejera de Igualdad, Beatriz Artolazabal, ha visitado a la tripulación, que ya está preparada para continuar con las misiones de rescate que viene realizando desde 2018 en las aguas de la zona del Mediterráneo central. Allí el Aita Mari auxilia a precarias embarcaciones, en muchas ocasiones, atestadas de personas. Pese a la pandemia, que ha interrumpido su labor, el Aita Mari ha rescatado a 202 personas este año.
A causa de la pandemia en este 2020, de las seis misiones previstas, el Aita Mari solo ha podido completar una, realizada entre enero y febrero. De Los 180 días previstos de navegación ha realizado 36 y ha estado 69 días retenido en puertos por diversas circunstancias.
En esa primera misión el buque localizó dos embarcaciones a la deriva, una de goma con 93 personas, y otra de madera con 65 personas a bordo. El Aita Mari rescató entonces a 90 hombres, 17 mujeres (tres de ellas embarazadas) y 51 menores, 39 de ellos no acompañados. Todas esas personas desembarcaron finalmente en Mesina, Italia.
Además de esa misión, en abril, cuando el barco tomó rumbo a Pasaia ante la situación derivada por el confinamiento en Italia, el Aita Mari rescató otro bote con 44 personas a bordo con al menos una mujer embarazada y varios menores. Esas personas fueron trasladadas a un ferry habilitado por el Gobierno italiano.
La Asociación Salvamento Marítimo Humanitario, responsable del Aita Mari y formada por profesionales de emergencias y por un nutrido número de personas voluntarias, tiene como objetivo salvaguardar la vida de las personas en la mar y la defensa de los Derechos Humanos, y cuenta con apoyo, no solo económico, del ejecutivo vasco.
La vía del Mediterráneo Central, entre Libia, Tunez, Italia y Malta, donde opera el Aita Mari con el objetivo de contribuir a salvar vidas, continúa siendo una de las más peligrosas y en las que más muertos y desaparecidos se producen.
El buque cuenta con un área de asistencia médica. Precisamente la doble funcionalidad de rescate/hospital ha habilitado el buque Aita Mari como respuesta a la evolución de los flujos migratorios a otras rutas, asistencia hospitalaria puntual a zonas que se vean desbordadas por esta transformación de las rutas y a ser un medio de respuesta vasco a posibles catástrofes o situaciones de crisis en zonas costeras.
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