(EFE). El monitor de surf de Hondarribia (Gipuzkoa) acusado de agredir sexualmente a once de sus alumnos varones menores de edad llegó a convertir su escuela de este deporte en «un auténtico rebaño y en una auténtica maquinaria del abuso sexual de menores», según ha asegurado el fiscal este jueves.
El representante del Ministerio Público ha hecho esta afirmación durante su informe ante el tribunal en la novena sesión del juicio que se sigue desde la semana pasada en la Sección Tercera de la Audiencia de Gipuzkoa.
En su intervención, el fiscal, que solicita penas que suman 85 años de cárcel para el procesado, ha mantenido que éste «aprovechaba todas las oportunidades que le facilitó la organización y funcionamiento de la propia escuela para llevar a cabo sus prácticas lascivas» respecto a las víctimas y ha descartado la existencia de un complot de ellas contra el acusado.
Previamente, ha descrito de forma general el modo de actuar del inculpado respecto a los perjudicados, cuya confianza se ganaba por medio de palabras cariñosas y regalos, hasta que el alumno «llegaba a sentirse una persona especial» que luego intentaba mantener el «trato de favor» de su monitor, «llegando a tener sentimientos de dependencia» respecto a él.
Diferencia de edad
Tras poner de relieve a diferencia de edad entre las víctimas, todas ellas menores de 16 años, el fiscal ha señalado que el adulto, de 37, presuntamente sometió a los niños «a sus más oscuros deseos sexuales».
Para ello presuntamente se prevalió de la confianza moral que había generado previamente con ellos, «además de la relación que mantenía con la mayoría de los padres y familias«, quienes «lo veían como una figura de respeto y autoridad y le confiaron a su hijos», cuando «realmente sus hijos desgraciadamente se encontraban en la boca del lobo«.
El representante del Ministerio Público, que ha leído su informe durante casi dos horas, ha concretado que la mecánica de los abusos «era siempre la misma», ya que el acusado «aprovechaba una situación que sorprendiese al menor» para iniciar sus agresiones «de improviso» y «siempre a solas, alejados de la mirada de cualquier persona que pudiera socorrer a la víctima».
El fiscal, que ha repasado uno a uno los casos de las once víctimas, ha aclarado que, al verse sorprendidos de esta manera, los niños «eran incapaces de reaccionar» porque nunca hubieran imaginado que una persona que además de un monitor de surf era su amigo «pudiera llegar a hacer eso».
«Además -ha añadido-, se quedaban consternados por la diferencia de edad y por miedo a las represalias del acusado, que jugaba perversamente con la mente de unos niños que en su mayoría tenían 12, 13, 14 o 15 años».
Unos menores que, según ha descrito, en su mente infantil estaban atemorizados por el peligro de ser reemplazados por el monitor, dejar de tener un trato de favor o incluso llegar a ser apartados del grupo», algo que el acusado «les hacía saber que podría llegar a suceder si no cedían a sus chantajes» como en algunos de los casos «llegó a hacer efectivamente».
A solas con sus víctimas
El fiscal ha indicado que los hechos, ocurridos entre 2011 y 2021, presuntamente se produjeron en los momentos en los que el encausado lograba quedarse a solas con sus víctimas en la furgoneta con la que se desplazaba a hacer surf, así como durante en las distintas playas que frecuentaba y en los campamentos que organizaba, aunque también tenían lugar en su propio domicilio, adonde invitaba a algunos de sus alumnos.
Cuando las víctimas intentaban apartarse de él «por hartazgo de este sometimiento sexual» o porque se habían echado novia, el procesado «desplegaba nuevamente su maquinaria de manipulación, llevando a cabo una estrategia asfixiante para los menores haciéndoles elegir incluso entre la novia y él», ha señalado el portavoz del Ministerio Público.
Finalmente, el fiscal también ha considerado probado que los más de 4.000 archivos de pornografía infantil encontrados en el ordenador del acusado eran de su propiedad.
En esta misma sesión, ha presentado su informe una de las dos acusaciones particulares, que representa a una de las víctimas y que solicita 16 años de cárcel para el procesado. En la misma línea de la Fiscalía, ha manifestado que el procesado creó «una estructura organizada con la finalidad de satisfacer sus deseos sexuales durante diez años». Está previsto que la otra acusación particular y la defensa expongan sus informes este viernes.
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