Un 58% de los niños vascos ve la televisión mientras come, así como cerca de un tercio reconoce que usa dispositivos como tabletas o videoconsolas durante las comidas. Son algunas de las cifras extraídas de la encuesta presentada por la Fundación Eroski en el marco de la celebración del 50º aniversario de la publicación Eroski Consumer. La encuesta ha sido realizada a 2.126 niñas y niños de entre 8 y 12 años en nueve comunidades autónomas del norte de España entre mayo y septiembre del 2024.
El 45 % de las niñas y niños encuestados considera que sus hábitos alimentarios podrían mejorar, por ejemplo, comiendo más fruta y menos productos de la cúspide de la pirámide nutricional, bebiendo más agua. Un dato es agridulce ya que, por un lado, refleja una actitud positiva y una creciente conciencia sobre la necesidad de mejorar entre muchos menores; por otro, evidencia el trabajo que aún queda por hacer.
Patrones de comidas
La mayoría de los escolares (90 %) que han participado en el estudio realiza cinco comidas diarias. Si bien, de media, un 10 % no merienda. Por otro lado el desayuno (18 %) y la merienda (25 %) son las comidas que más frecuentemente realizan en soledad. Este hábito no es positivo, ya que las comidas no solo cumplen una función nutritiva, sino también social, y la falta de compañía suele derivar en un mayor uso de pantallas.
Sobre este aspecto, el País Vasco emerge como una de las regiones con mejores indicadores. El 95 % de las y los menores vascos declaran que meriendan habitualmente y, además, un 44 % lo hace en la escuela; una práctica que fomenta hábitos saludables.
Consumo de alimentos poco saludables
Aunque el 94 % de los menores consultados consume agua como bebida principal durante las comidas, un 27 % bebe, además, zumos, un 19 % refrescos y un 22 % otras bebidas sin gas.
Una gran mayoría de los escolares, el 92 %, reconoce comer semanalmente hamburguesas, pizzas, perritos calientes y patatas fritas, y un 44 % también consume bollería y dulces más de tres veces por semana. Se trata de productos que son para un consumo recomendado ocasional debido a su alta densidad calórica y a su aportación de grasas, muy a menudo saturadas -las menos saludables-, azúcar o sal, nutrientes cuyo exceso en la dieta incide en las elevadas tasas de sobrepeso y obesidad infantil.
Los menores en el País Vasco muestran un consumo ligeramente inferior de refrescos (16 %) y alimentos poco saludables (89 %) en comparación con otras regiones.
Influencias externas
Madres, padres y la familia son considerados los principales referentes alimentarios por el 90 % de las niñas y niños encuestados, muy por delante de sus profesores y profesores que son su segunda referencia (5 %). Tan solo el 2 % menciona a influencers como referentes; no obstante, el 14 % reconoce pedir alimentos que ve en redes sociales o televisión.
Comportamientos durante las comidas
En un 54 % de los hogares se utiliza la alimentación como recompensa o premio cuando los niños se han portado bien, han realizado sus tareas, etc.; lo que puede reforzar la percepción de ciertos alimentos como especiales o deseados. Esta práctica es menos común en el País Vasco, con un 37 %, la cifra más baja del estudio.
El reto de la educación alimentaria
El director de la Fundación Eroski y de la Escuela de Alimentación Eroski, Alejandro Martínez Berriochoa, ha recordado durante la presentación de los datos del estudio que «la alimentación saludable debe ser un esfuerzo colectivo. Necesitamos familias informadas, educadores comprometidos y políticas públicas que faciliten la adopción de hábitos saludables desde la infancia. La encuesta realizada revela un margen de mejora en la formación alimentaria».
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