EH Bildu e Irabazi muestran su rechazo a una opción hotelera para el Palacio Miramar

«El proyecto está encima de la mesa», ha expresado esta mañana la concejala Amaia Almirall, de EH Bildu, al referirse al futuro del Palacio Miramar y al hecho «significativo» de que el Gobierno vasco abandone el Consorcio del Palacio Miramar. «Donostia no necesita otro hotel y menos en ese espacio», ha añadido Almirall, y poco después era la portavoz de Irabazi en el Ayuntamiento, Amaia Martin, quien se expresaba en similares términos.
Si bien esta posibilidad «no ha pasado por una junta de gobierno ni similar» se teme EH Bildu que «esta propuesta de estudio» que entre otras contempla la posibilidad hotelera «sea el inicio». «Es lo que recoge una aproximación de análisis sobre congresos que se pueden celebrar en el Palacio Miramar, según lo entendido en el seno del consejo del Kursaal celebrado ayer», ha explicado la concejala.
«El futuro del Palacio Miramar, desde que se fuera Musikene, ha estado cuestionado, dado el cambio estratégico que ha sufrido su situación económica, habiéndose debatido numerosas propuestas. En este contextos que el Gobierno vasco abandone el Consorcio resulta inexplicable», ha expresado Almirall.
Por su parte Amaia Martin, portavoz del Grupo municipal Irabazi Donostia, ha calificado de muy grave la propuesta de hotel y restaurante para el Palacio de Miramar, trasladada por el presidente del Consejo de Administración del Kursaal, Iker Goikoetxea.
Martin ha manifestado su malestar al conocer la propuesta de usos del Palacio de Miramar por dos motivos: uno, porque no se ha informado a los grupos municipales, a pesar de que en el pleno de abril se aprobó una moción de Irabazi Donostia en la que se pedía transparencia sobre este asunto, y dos, porque el gobierno municipal formado por PNV y PSE sólo tiene ojos para el turismo.
La portavoz de Irabazi Donostia ha lamentado que el gobierno municipal no busque otras alternativas a ese espacio que no sean un hotel, por mucho que le añadan el calificativo de “menor”, y un restaurante. Según Martin, esos usos podrían ser el pistoletazo de salida para la privatización de un lugar frecuentado a diario por muchas personas como zona de esparcimiento, “primero se instala un hotel y un restaurante, y luego se valla el jardín para determinados eventos vinculados a esas actividades”.