El portavoz de EH Bildu, Juan Karlos Izagirre, y el concejal, Markel Ormazabal, han comparecido esta mañana para valorar la medida adoptado por el Ayuntamiento en relación a la regulación de los grupos turísticos en la capital gipuzkoana.
Medida corta
Izagirre ha comentado que «todo paso en la regulación y ordenación de la actividad turística es bienvenido, ya que el turismo es la actividad económica que más ha crecido en Donostia y Gipuzkoa en la última década, y es, al mismo tiempo, el sector menos regulado. Por lo tanto, la medida presentada la vemos con buenos ojos, aunque creemos que la medida se queda corta y además se ha hecho, una vez más, sin tener en cuenta la opinión de los barrios y sus necesidades, solo tomando como referencia la capacidad de los autobuses de visitantes, esto es, poniendo por delante los intereses del sector antes que los de la ciudadanía».
Punto crítico
«Debemos recordar – ha continuado el portavoz de EH Bildu – que, según un estudio de la UPV/EHU, el 85% de los y las donostiarras señala falta de participación en la toma de decisiones en las políticas turísticas. EH Bildu lo advirtió al inicio de la legislatura y se reafirma ahora en que Donostia se encuentra en un momento de inflexión: la actividad turística ha llegado a un punto crítico y esta legislatura ha se servir para proponer un cambio de rumbo real.»
Tras recordar el importante peso económico del sector turístico en Donostia, que supone casi el 14% del PIB, Izagirre ha señalado las consecuencias negativas que el desarrollo turístico de los últimos años ha tenido en la ciudad: el 91% de los y las donostiarras considera que el sector ha tenido un impacto directo y negativo en el precio de la vivienda debido a la priorización del uso turístico y como bien para hacer negocio, además de alimentar la llegada de fondos de inversión; también ha ocasionado problemas en la movilidad, tanto en el centro como en los accesos y salidas de la ciudad; además generar problemas de aglomeración en determinados
barrios, que lo sufren de manera habitual.
«La situación ha generado inquietud y preocupación entre los y las donostiarras, a los que no se puede dar la espalda. El malestar es evidente y razonable. Hacemos un llamamiento para ello. No estamos en tiempos de consolidar ni de promocionar, sino de revertir», ha asegurado Izagirre.
Por su parte, el concejal Markel Ormazabal, ha puesto el foco en dos de los puntos de esta regulación: las dimensiones de los grupos y los horaririos permitidos.
Dimensiones de los grupos
«¿Por qué 25 personas y no 20, por ejemplo? La explicación es tan simple como sorprendente: porque en los autobuses que llegan a la ciudad con visitantes entran 50 personas, y el Gobierno Municipal lo ha regulado de manera que se puedan dividir en dos grupos».
«Aunque se ha limitado el número de miembros de un mismo grupo, no se sabe nada del número de grupos que se pueden mover en el barrio al mismo tiempo. Mientras se regula el número de personas pero no se limite el número de grupos, hay resquicios para que no se produzcan cambios en números absolutos. El objetivo no es disminuir la sensación de saturación, sino disminuir la propia saturación.»
Horarios inadecuados
«Tampoco estamos de acuerdo con el horario establecido y podemos afirmar que se ha perdido la oportunidad de corregir lo que ya estaba establecido. La medida no ha establecido ningún tipo de limitación horaria, ya que es la actualmente vigente. En ningún caso el horario establecido se adapta a las necesidades. También aquí se ha priorizado el sector sobre los vecinos.» ha señalado Ormazabal.
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