(Ana Burgueño/EFE). La directora general de Tabakalera, Edurne Ormazabal, cree que el Centro Internacional de Cultura Contemporánea (CICC) de San Sebastián «traslada ahora una imagen más atractiva» a los ciudadanos y dice que «hay que olvidarse» de sus «conflictivos» primeros años para «pensar en positivo».
«Tabakalera es una realidad que ofrece inmensas oportunidades tanto a nivel profesional como ciudadano y hay que aprovecharlas», afirma Ormazabal en una entrevista con EFE sobre la antigua fábrica de tabaco, transformada en un gran contenedor cultural, donde confluyen entidades como el Festival de Cine, la Filmoteca Vasca y la Escuela de Cine Elías Querejeta.
El Instituto Etxepare, la Fundación Kutxa y la asociación Zineuskadi, que tiene entre sus miembros a organizaciones de productores cinematográficos vascos, son otras instituciones que conviven en el CICC, al que Ormazabal llegó en enero de 2018.
Accedió al cargo más de dos años desde su inauguración, que tuvo lugar en septiembre de 2015 y a la que siguió un periodo de rodaje en el que la comunicación sobre lo que acontecía en el nuevo espacio no fue precisamente su punto fuerte.
Tabakalera se ha abierto a exposiciones más populares, como la dedicada ahora al 30 aniversario de la promotora de conciertos Get In, aunque los responsables del CICC tienen «claro» que «la línea del arte contemporáneo, su exhibición y programación, es fundamental» para el centro, remarca su directora general.
En lo que no está de acuerdo es en que haya que asumir que el arte contemporáneo es impenetrable por definición. «Es nuestra obligación intentar dotar de herramientas al público para que comprenda mejor el arte que se hace ahora mismo. Tenemos que ejercer una labor de mediación entre esas propuestas contemporáneas y los públicos interesados en ellas», recalca.
Con ese fin nació el programa «Arte-makina». Tabakalera invita cada mes a una persona, «no siempre vinculada al arte contemporáneo», para que prepare una sesión relacionada con la exposición del momento.
«Empezamos el año pasado y ha tenido un éxito tremendo. Son grupos pequeños, pero en cada convocatoria se llenan», destaca Ormazabal, que dice que están preparando para este verano un programa destinado a familias que deseen visitar la muestra «Universo Emma Kunz», en la que piezas de artistas locales e internacionales dialogan con los dibujos de esta naturópata suiza de la primera mitad del siglo XX.
El balance que Ormazabal hace de estos cuatro años al frente del centro es «positivo», pese a que la pandemia «ha oscurecido un poquito los resultados». Ha pasado de los 950.000 visitantes precovid a 700.000 en 2021, de los cuales 250.000 participan de alguna manera en sus actividades, 125.000 de ellos en la «gran joya» de Tabakalera, que es «Medialab».
De este lugar para la «creación y experimentación ciudadana» han nacido propuestas como «Arquimaña Open Bike», del que surgió el diseño de una bici «cien por cien sostenible», seleccionado para las bienales de arquitectura de Venecia y Seúl.
Lograr una fluida colaboración entre las entidades que conforman este «ecosistema» cultural estaba entre los grandes objetivos de Ormazabal. «Entendía que era una confluencia de astros maravillosa que en este centro coincidiéramos instituciones tan potentes, que era una oportunidad y que la suma de nuestras potencialidades iba a tener un efecto multiplicador», subraya.
Destaca que los beneficios de esta alianza son ya «indudables» y que es algo que comparten todos. Las entidades que fueron trasladando su sede al nuevo edificio decidieron no darse la espalda, sino colaborar con el CICC, que tiene «dos misiones fundamentales: una muy vinculada a su carácter de centro de creación y otra al público», recuerda su directora.
«José Luis Rebordinos siempre subraya que el Festival de Cine (del que es el director) no sería el mismo de no estar en Tabakalera, y que él ya no lo concibe fuera de este contexto», cuenta Ormazabal.
Todas estas relaciones que se tejen en el centro han recibido elogios de fuera, el último del responsable de los programas de formación del Festival de Sundance. «Nos visitó hace poco invitado por el Zinemaldia, y fue maravilloso escucharle decir que no había visto nunca algo así», destaca.
Tabakalera está financiada en un 20 % a través de patrocinios, alquileres de espacios e ingresos del hotel, y al 80%, y a partes iguales, por el Ayuntamiento de San Sebastián, la Diputación de Gipuzkoa y el Gobierno Vasco, que acaban de aprobar un plan estratégico para el periodo 2022-2025. Se mantiene en 6,5 millones el presupuesto para este ejercicio.
«Queremos reforzar el carácter privilegiado de Tabakalera como ‘hub’ audiovisual, vamos a seguir fortaleciendo el apoyo a los artistas contemporáneos no sólo en sus procesos creativos, sino también en su profesionalización. Estamos trabajando estrechamente con galerías y agentes que conforman el sistema del arte, como comisarios, para que les respalden en esos primeros pasos», remarca.
Para Ormazabal, «una de las mejores maneras de visualizar cómo Tabakalera contribuye a fortalecer el sistema del arte es la colección pública compartida«, una iniciativa del Gobierno Vasco que, con el fin de dinamizar el sector ante la parálisis de la pandemia, «aportó una cantidad económica para la compra de obras de arte».
El Bellas Artes de Bilbao y el Artium de Vitoria participan en este programa. «Lo que nosotros aportamos son obras producidas en el contexto de Tabakalera y que las direcciones de los dos museos entienden también que deben formar parte del patrimonio artístico de los vascos», resalta.
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