El colectivo ecologista Eguzki ha compartido la pequeña historia del rescate de un ave marina, concretamente un arao enredado en sedal, de las aguas de la Concha. Pero el grupo también ha criticado que hayan tenido que ser voluntarios de Cruz Roja quien lo sacaran del mar en su lancha y no «el guarderío de la Diputación», que es a quien a su juicio le correspondería esta labor.
Todo empezó cuando Jose Ramón, un particular aficionado a las naturaleza, estaba dando ayer su «paseo matutino en bici» y vio un arao común en la bahía. Se trata de un ave marina que al profano le puede recordar al pingüino, aunque con capacidad de volar. Está extinta o casi como especie de cría en la península ibérica (Galicia fue su último feudo), pero mantiene colonias potentes en el norte de Europa; desde allí llegan ejemplares a invernar en nuestras costas. De este arao en concreto «me ha llamado la atención que no se movía», ha explicado Jose Ramón en un mensaje difundido por Eguzki. Y más tarde, al hacerle fotos, «me he dado cuenta de que tenía alrededor del cuerpo» sedal de pesca que también «le salía del pico».
Junto a su amiga Ana, Jose Ramón consiguió que finalmente dos voluntarios «estupendos» de Cruz Roja, Beñat y Luis, montaran en su zódiac y rescataran al ave. Cuando lo lograron, Jose Ramón contactó con el guarda, que se llevó al arao. Según el autor de las fotos, este les contó luego que el animal no tenía ningún anzuelo clavado por dentro «y sí la pata un poco dañada por la presión del sedal. Pero que con unos días de descanso y tras ponerle una anilla volverán a soltarlo».
«No le pedíamos una travesía al Gran Sol»
En cambio, comenta Jose Ramón, inicialmente el voluntario de Cruz Roja Beñat les había dicho que era mejor que fuera el guarda (supuestamente más experto en estas lides) quien se acercara al animal y lo atrapara, «para no lesionarlo». Así que Jose Ramón llamó a este, y su respuesta fue «que no iba subirse a la zódiac, que por motivos de seguridad no lo hacen». Quienes lo escucharon «nos hemos quedado de piedra, porque no le pedíamos una travesía al Gran Sol, sino una salida a la Bahía de la Concha con chaleco salvavidas» y acompañado de Cruz Roja. Se pusieron en contacto otra vez «con el guarderío», y les confirmaron «que así es el protocolo y que eso era lo que había». Al final fue la ONG quien sacó al herido.
«Muchas gracias a la Cruz Roja y a sus voluntarios Beñat y Luis», ha expresado Eguzki, agradecimiento que comparte también Jose Ramón, «ya que, si no fuera por ellos, el arao común estaría ya muerto». En cambio, contrapone el colectivo, «urge tener medios y un protocolo» de rescate de fauna «dentro del guarderío de la Diputación. Ya es triste y vergonzoso» tener que decirlo, y «no se puede seguir así».
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