(EFE). La mujer que vivía confinada en un piso de San Sebastián entre montañas de heces y orines de dos grandes perros propiedad de su esposo, no era consciente de la «dependencia» emocional que tenía del hombre, ya que se encontraba «anulada y sumisa» y tenía la apariencia física de una «indigente».
En noviembre de 2018 la víctima, aquejada de un trastorno bipolar mixto de la personalidad y de una «dependencia patológica emocional» de su marido, fue dada de alta, en una situación de «normalidad», de un centro especializado en el que había permanecido ingresada, pero tan sólo nueve meses después su aspecto ya era de «abandono absoluto».
La psiquiatra de los servicios sociales que prestó atención sanitaria a la víctima hizo este martes esta descripción de la perjudicada durante la segunda sesión que se sigue en la Audiencia de Gipuzkoa contra su marido, un ciudadano tunecino del que se enamoró durante un viaje turístico al norte de África y que se trasladó para vivir con ella en San Sebastián en 2011.
A partir de entonces, según la versión de la Fiscalía, la pareja vivió sólo del sueldo de la mujer, quien tuvo que coger la baja en varias ocasiones debido al trastorno bipolar que padece.
Esta coyuntura habría sido aprovechada por el hombre para gestionar «de manera exclusiva» el patrimonio de su esposa, mientras «dejaba de prestarle» las «necesidades personales más básicas» como las «alimenticias» y la medicación que le habían pautado.
El inculpado habría aprovechado también para convencerla de pedir distintos préstamos con los que él se habría comprado un piso en Villabona y adueñado del dinero sobrante, además de adquirir dos perros de grandes dimensiones a los que presuntamente abandonó junto a su esposa en el piso de San Sebastián, donde luego ella fue descubierta por los servicios sociales entre «montañas de heces» y orines de los canes.
Mientras tanto, el inculpado habría iniciado una nueva relación, al tiempo que supuestamente disponía del sueldo de la víctima con el que compró distintos artículos, mientras sólo acudía puntualmente a la casa de San Sebastián para alimentar a la perjudicada con bocadillos de embutido.
En la jornada del juicio oral celebrada ayer martes declararon distintos expertos y trabajadores sanitarios de los servicios sociales que han descrito la situación en la que vieron a la víctima en los distintos momentos en los que intentaron prestarle su ayuda, a pesar de la oposición de su esposo, quien se mostraba «muy invasivo» e intentaba que los especialistas «no se relacionaran con ella».
En una de estas consultas que la victima hizo acompañada por el acusado, la psiquiatra que la atendió encontró a la mujer «desaliñada», con el pelo «sin lavar», moviéndose con lentitud porque «cojeaba» y casi no hablaba, mientras su marido mantenía una actitud «invasiva» y «gritaba».
La profesional ha revelado que al término de la consulta el procesado realizó tres «reclamaciones»: una contra la «actitud» de la psiquiatra, otra pidiendo el cambio de médico y una tercera por la supuesta cesión «ilegal» de datos de la pareja a los servicios sociales.
De esta manera, la experta constató la existencia de una «dependencia patológica emocional» por parte de la víctima hacia el hombre sin ser consciente de que él «la estaba abandonando», algo que ella «negaba» debido a su «sumisión absoluta y patológica».
Esta médico ha asegurado además que, de haber seguido la pauta que se le prescribió su pronóstico de recuperación hubiera sido «muy bueno», pero lamentablemente la situación que vivía «contribuyó a empeorar su estado».
La profesional ha explicado que, en una de estas consultas, le «asustó» tanto la situación de la víctima que propuso su ingreso en un centro especializado, algo que ella sin embargo rechazó.
En una línea similar se ha expresado una responsable de los Servicios Sociales de San Sebastián quien intentó realizar una visita domiciliaria a la perjudicada para conocer de primera mano su situación, dado que podía encontrarse en «riesgo» si no seguía el tratamiento pautado, pero se topó con la «resistencia» del inculpado, quien como alternativa llegó a proponerle hacer la visita en un polideportivo.
Una situación que cambió radicalmente en noviembre de 2019, cuando tan sólo un día después de que el hombre fuera ingresado en prisión, la propia damnificada acudió a pedir «expresamente» la ayuda de los Servicios Sociales que desde ese instante tuvieron una «accesibilidad total» a ella.
Esta previsto que el juicio finalice hoy miércoles, jornada en la que declarará el acusado, tras haberlo solicitado así al principio de la vista oral.
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