Lejos de la frustración por lo que no se pudo hacer, el balance de 2020 que han hecho esta mañana los representantes de Donostia Kultura ha tenido un tono heroico. La cultura ha actuado en los últimos meses «como vacuna» contra lo más gris de la situación, tal y como ha expresado el concejal Jon Insausti, antes de referirse a hitos que quedan para la posteridad como el Jazzaldia con sus 70.000 visitas online o las 90.000 entradas vendidas para los espectáculos presenciales que sí pudieron celebrarse. Tanto Insausti como el director de DK, Jaime Otamendi, han agradecido al público donostiarra la respuesta y su poyo. Y han anunciado que ya trabajan para la próxima edición de dFeria.
2020 prometía ser potente a nivel cultural. Se celebraba el 30 aniversario de DK y el programa era ambicioso. Sin embargo la XXVI edición de dFeria marcó el punto y aparte (y se pudo celebrar de milagro) antes de un confinamiento que cerró los quince equipamientos culturales de la entidad y envió a casa a 240 trabajadores.
Pese a la situación, que ya se preveía oscura, dFeria congregó a 32 compañías en 8 escenarios y ante 7.000 espectadores.
Para el 30 de marzo, quince días después del inicio del encierro en todo el Estado, DK ya ofrecía contenidos online con la marca DKEtxean. En total fueron 134 citas dentro de este programa que inspiró a otras entidades culturales del entorno y que recibió 75.000 visitas.
De esos meses cabe destacar también el éxito de eLiburutegia para la descarga de libros online, que cuadruplicó el número de préstamos durante el confinamiento.
Otro hito para la posteridad: el concierto de Izaro en la azotea del teatro el 8 de mayo, presagiando un verano con más luz del que cabía esperar en esos momentos. Arrasó en internet y ahí queda para ser recordado.
Después del encierro, ya en junio, se hizo la luz de la calle y el Teatro Victoria Eugenia abrió sus puertas con la gala 0 en homenaje a los sanitarios. Y le siguió una pequeña parte de la programación del Festival de Cine y Derechos Humanos. Había ganas.
El 11 de junio abrieron las 12 bibliotecas de DK, que prestaron el año pasado 296.265 libros, el 65% del año anterior.
También por aquellas fechas reabrió San Telmo, que en ese momento volvió a reencontrarse con el diablo y logró cumplir a lo largo de todo el año con siete exposiciones, mientras proyectos como la muestra sobre Elkano quedaban programadas para este 2021.
Donostiako Festak, en verano, abanderó el programa de Abuztua Donostian (a falta de Semana Grande. Y mantuvo con ello el pulso de la contratación en el sector y la consecución de un tono veraniego para levantar la moral.
El Jazzaldia 2020, como ya se ha dicho, fue un verdadero hito porque en todo el Estado marcó un antes y un después y demostró que la cultura es segura. La Plaza de la Trinidad fue el corazón del evento. 44.000 personas disfrutaron de 40 conciertos, además de los 15 conciertos emitidos por ‘streaming’ en directo que fueron seguidos por 70.000 espectadores. Cifras significativas.
En verano Donostia Kultura invirtió 1,4 millones de euros y salieron adelante 20 espectáculos de verano con 4 estrenos absolutos.
El ritmo veraniego siguió meses después y alcanzó la 31 Semana de Terror, que celebró una edición más pequeña con sus más fieles seguidores, 3.000 espectadores en sala y 6.000 más en sus exposiciones. No corrió tan buena suerte el festival Literaktum, que de cara al futuro es una de las apuestas fuertes de Donostia Kultura. También cayeron Glad is The Day, Basoka y Musikagela Fest…
Las actividades musicales, en global, arrojaron el pasado año un balance «positivo» con 23.500 espectadores solo en el Teatro Victoria Eugenia y el Principal en sus 60 conciertos. Y las representaciones de teatro y danza contaron con una asistencia de 11.486 personas en los 48 espectáculos ofrecidos en 69 funciones.
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