Construido en 1863, sus números abruman tanto como su descomunal tamaño acorde a una gran catedral: 44 registros, tres teclados manuales de 54 notas y un pedal de 27, con un total de 2.366 tubos que están desparramados en un lateral de la basílica, las escaleras y el coro.
El preciado órgano de la casa francesa Cavaillé-Coll, que revolucionó el instrumento en toda Europa fabricando cientos de ejemplares, entre ellos para Notre Dame y varios templos guipuzcoanos, se empezó a restaurar hace ya dos años. Sus tripas están a la vista y cualquiera diría que aún queda mucho trabajo por delante. “Da la impresión de que está todo muy verde, pero la parte más dura ya se ha hecho: el desmontaje y el tratamiento de la madera, que es de roble y pino. Estamos en la fase final”, asegura Edorta Kortadi, párroco de la iglesia Santa María del Coro de la Parte Vieja de Donostia y crítico de arte y comisario de exposiciones.
Nada más pisar el interior, a tres euros la entrada, un cartel tipo roll-up se planta delante del visitante con un mensaje en cuatro idiomas para que todo el mundo se dé por enterado: “¿Nos ayudas?”. Justo debajo dan cuenta de las “deudas” de la parroquia, inmersa en un ambicioso proceso de reformas y obras entre las que se encuentra el órgano:
-Restauración de la basílica: 1.400.000 euros
-Obras museo arte sacro: 1.500.000 euros
-Restauración órgano: 200.000 euros.
Kortadi matiza que la cifra total es muy superior y que el presupuesto de este Cavaillé-Coll asciende a casi 600.000 euros, de los que hasta ahora se han abonado un total de 500.000 entre la Diputación (300.000 euros), el Ayuntamiento (150.000 euros) y la basílica donostiarrra (150.000 euros). “Vamos bien”, afirma, a falta del último pico que la parroquia está sufragando a través de distintas vías de financiación, entre ellas un curioso método de crowdfunding: por 60 euros se puede adquirir un diploma personalizado equivalente a uno de los tubos del órgano hasta llegar a una serie limitada de 270. “Yo tengo el número 1”, dice con orgullo. “Aquí vienen muchos organistas de América, Australia, Japón y Europa a grabar discos con este órgano y además cotizan por ello”, recuerda.
Tras un concurso en el que se presentaron varias empresas, la restauración se adjudicó a la marca francesa Denis Lacorre, que cuenta a su vez con el asesoramiento de un comité técnico encabezado por expertos organistas que se encargan de su seguimiento. Media docena de trabajadores de la empresa organera trabajan a contrarreloj desde las 7 de la mañana, de lunes a viernes, cuyo plazo de finalización se había estipulado para finales de 2020. La pandemia ha provocado un retraso de al menos seis meses, ya que las restricciones a la movilidad paralizaron su tarea. “Es un trabajo de una paciencia infinita”, explica Kortadi rodeado de un batallón de piezas de diversas formas, tamaños y materiales. “Han limpiado más de 2.000 tubos de estaño y metal, de uno en uno. Tienen que ir afinando y consolidando todas las sonoridades en un proceso complejo”, afirma.
Inmersos en el último tramo, desde Lacorre prevén terminar la restauración para principios de verano, entre los meses de junio y julio, con lo que en la basílica se frotan las manos para poder celebrar su tradicional Salve del 14 de agosto “con la solemnidad que se merece”. El plan de festejos, de momento un borrador que está en la cabeza de Kortadi, consistiría en rescatar piezas de los mejores organistas franceses románticos (César Franck, Camille Saint-Saëns), así como la posible participación de la Euskadiko Orkestra.
A finales del siglo XIX, las inauguraciones de los órganos Cavaillé-Coll de París se convertían en todo un acontecimiento social y cultural que movilizaban una ciudad entera. Un nuevo Cavaillé-Coll era sinónimo de fiesta. Santa María no tiene el caché de la iglesia de Saint-Sulpice ni por supuesto la catedral de Notre Dame, pero no faltarán “dos o tres eventos” de alto nivel ni la correspondiente bendición de este órgano que vuelve a renacer. “Es uno de los mejores que hay en España”, sentencia el párroco Kortadi antes de cerrar la puerta de entrada.
Deja un comentario