Pintor original y DJ de culto, el vecino del barrio donostiarra de Gros Ibon Gurrutxaga Irriberri (Donostia, 1982), alias Zuhaitz, ha destacado siempre, además de por su arte, por su estilo y su aura. Con sus rastas, su figura quijotesca y su aire de indiferencia, Ibon diserta en bucle sobre lo divino y lo humano haciendo gala de ingenio, humor, acidez y elocuencia. La bohemia donostiarra no sería lo mismo sin él. Tampoco volverán a ser las mismas las mentes de los ciudadanos que hayan visto sus pegatinas, que ponen la capital gipuzkoana ante un espejo nada favorecedor con agudeza, sátiras e ironías. Acude a la entrevista con una camiseta de Eskorbuto, aquel grupo punk del «Anti todo».
Ibon, ¿qué quieres destacar de tu trayectoria artística?
La continuidad de la misma ya sería un valor.
¿Quieres decir que ha sido discontinua?
Sí, corro el peligro de ser discontinuo, me sumerjo en la discontinuidad.
Pero tenías un estilo definido hace años, el del mosaico. Y más adelante te lanzaste al figurativo simbólico.
Vamos a ver, hace un año cerré el estudio de pintura que teníamos en Txomin Enea el también pintor Gato Urbistondo y yo, conocido como La Hoguera, y después encontré la manera de canalizar unas ideas que no sabía cómo concretarlas. Y a la par, al lado de mi casa descubrí que imprimían pegatinas muy baratas. Confluyeron los elementos y toda la energía que no he tenido para pintar, de alguna manera, me ha compensado lanzarla con las pegatinas.
¿Las pegatinas te permiten lanzar tus propias ideas?
(Asiente). De alguna manera, en ellas trato diferentes temas. algunas son más políticas, otras más absurdas… Pero me interesaba el desarrollo estilístico de la propia pegatina. Empezó un poco «random» pero poco a poco cristalizó un estilo para las mismas, unos estándares, y estoy muy contento con ellas, la verdad.
Me alegro. Bien, vamos a repasar este taco de tus pegatinas que he traído. «Donostia apesta», reza ésta, con la barandilla de la Concha fundida con una calavera. ¿A qué huele Donostia, Ibon?
Donostia huele a marea baja. Los que sean de aquí supongo que entenderán a qué olor me refiero.
¿No temes ofender a los más chovinistas?
Esas personas que dices tienen poco con lo que rayarse porque lo evidente es evidente y cuando vas por el puente…
¿Crees que la ciudad se mira en el ombligo de la Concha?
Sí. Hombre, la barandilla de esa playa es uno de los iconos más representados.
¿Eres iconoclasta entonces?
Iconoplástico (se ríe).
Aquí tenemos otra, la de las «Farlomitas de maíz al corte de sal. Ahora más cortadas y más caras». ¿Denuncias el consumo de cocaína?
Son juegos de palabras. Algunas tienen más contenido crítico pero no por ello todas son críticas. Otras son más estilísticas. Me encantan los juegos de palabras.
Vamos, que tampoco hay que sacar las cosas de contexto.
¡Exacto! Me gusta ese terreno donde parece que sí, pero es que no, depende, a veces sí, y otras, no. Entiendo que a veces atribuyan a algunas pegatinas mucho más o mucho menos, pero creo que están en su… Hago un proceso de selección muy riguroso y no publico todas las que se me ocurren.
Doy fe de ello.
Gracias a gente que tengo a mi alrededor y en la que confío y sé un poco por dónde van, les expongo mis ideas y valoro sus respuestas.
A ver esta otra. «Aizkora gutxi eta suge asko».
Ésa está muy bien. Funciona en diferentes planos. Evidentemente, juego con el hacha y la serpiente, pero banalizo simbólicamente su significado. Un hacha es algo recto y con un filo específico muy directo y frontal. La serpiente, en cambio, es algo curvado, sibilino. Planteo una tensión entre una línea recta y otra curva. Intento representar que a todos nos gustaría ser como nuestros ídolos, tipo el Ché Guevara, pero porque los iconos que conocemos también han sido depurados. A todos nos gustaría ser sublimes pero realmente en el día a día alguien que quisiera ser eso tampoco lo es.
¿Y se convierte en un frustrado?
No, tampoco es eso, sino que igual necesitamos fijarnos en esos puntos para poder avanzar. Caminamos hacia la idea, pero nunca llegaremos a ser la idea.
La utopía está para caminar, como decía Eduardo Galeano.
Exactamente. Somos la injusticia buscando justicia.
Otra estampa. La efigie de San Sebastián se queja de que le han cobrado las flechas y añade: «Donostia duele, amigo». Recoges el sentir popular de lo cara que está esta ciudad.
Claro, San Sebastián es un señor que fue asaeteado, se la han clavado. Que te la claven en Donostia es algo que se da mucho hoy en día.
En esta otra de la makila y la ikurriña que ondea sobre las figuras arrodilladas, ¿parodias el folclore vasco?
No, el de todas las patrias. En el baile de la makila que da vueltas, la bandera es suave, pero el palo es recto, y sin el palo lo suave no funciona, porque se cae al suelo y se lo lleva el viento. Te pongo otro ejemplo: es el ejército el que permite que luego podamos ser hippies.
«Agur eta ohore» con los tertulianos de Sálvame.
Utilizo esa iconografía de ese entorno, sí. ¡Me van a matar, Unai! (Protesta). No es una parodia.
«Nicolas Cage, premio Donostia 2037». ¿Acaso quieres matar a ese actor?
No, quiero que reciba ese premio cuyo sentido se ha perdido un poco.
«Snifferin». ¿Eres fan de Harry Potter?
Snif, snif.
¿Tiene una connotación nasal?
Va con el lema «pica y desliza» acompañado de una serpiente, el emblema de esa casa de Gryffindor, el colegio de Harry Potter.
«IncomOdón», ¿El antiguo alcalde se ha vuelto un personaje incómodo?
Hombre, por lo menos para su propio partido. Por eso le van vetando.
«Odón Odón», ¿es un megalodón?
Efectivamente, megalodón Elorza.
«No me chillides, que no te oteizo». En el aniversario de Chillida, tiras del título de la película cómica «No me chilles, que no te veo».
Funciona en diferentes planos. Surgió. Me quedo sin chillidos (sonríe). Otro juego de palabras. A veces coinciden las cosas, están tan sutilmente una al lado de la otra que se pueden intercambiar.
¿»Donostia está en venta»?
Está y lo estuvo. La ciudad se reconstruyó para poder ponerse en venta. En realidad, todo está bien y viene mejor (tono irónico).
¿Los donostiarras estamos a la venta también?
(Tono sarcástico) Sí, nosotros somos los que a las cinco de la tarde haremos nuestro baile para que los otros digan: «Ah, ¡mira cómo son!».
¿Nos hemos vendido baratos?
Algunos, sí. Otros han sacado mucho dinero.
¿Hay privilegiados en Donostia entonces?
¿Qué me estás contando?
Es una pregunta retórica.
Verdad. Mi respuesta también. Primera noticia. Qué jabato, sabes dónde golpear.
¿Y esta actriz porno que sopla la alboka?
La alboka es nuestra gaita. Tiene una sonoridad que como no la tengas interiorizada te suena bastante violenta al principio, pero es que ese es su papel. La alboka, toca, boca…
«Hondalea es real». Chalton Heston ante el faro de Santa Clara que alberga la escultura de Cristina Iglesias, recreando cuando el actor se topa en una playa de «El planeta de los simios» con la Estatua de la Libertad.
Esta la pillan muy pocos y me parece buenísima.
Luis Mariano, el cantante e icono de Irun, con metralleta. Irun, ¿ciudad sin ley?
Joder, está cada vez más sin ley y más salvaje, y los siguientes somos nosotros.
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