«Abrazos de carne y hueso» es el lema con el que la Diputación Foral de Gipuzkoa anima a la población a participar en el programa de acogimiento especializado. Actualmente son necesarias 10 familias para acoger a chavales de hasta 18 años que tienen necesidades especiales, algún grado de discapacidad, problemas conducta…
Donostitik ha hablado con Alberto Rodríguez, responsable del programa de acogimiento especializado en Agintzari, entidad perteneciente a la Diputación. «Las familias tienen que tener formación previa, diplomatura, licenciatura o grado, experiencia profesional de dos años en el ámbito sanitario y disponer de una formación especifica que las ayude a desempeñar la responsabilidad que este acogimiento implica «, explicó.
Cuando los servicios sociales detectan un problema con algún pequeño se activan todos los protocolos para que ese niño pueda salir y encontrarse en un ambiente seguro y familiar.
«En la práctica en Gipuzkoa hay más de 40 niños en centros tutelados a la espera de ser acogidos», aseguró Rodríguez. La mayor parte de ellos mantiene contacto con sus familias biológicas. Desde el programa de acogimiento especializado se garantiza este contacto a la vez se les ofrece a los menores «un entorno estable que les ayude a salir adelante».
En ocasiones los casos derivan de una desprotección por parte de la familia, dependencia de drogas, alcoholismo… «Un niño sale de casa cuando los servicios sociales ya han hecho todo lo posible para evitarlo, constatando que el daño que se le está haciendo en casa es grave», incidió Rodríguez.
Tanto un acogimiento voluntario, donde no hay problemas especiales, como el especializado, tienen 3 modalidades diferentes. Por un lado el acogimiento de urgencia con una duración aproximada de 6 meses, el acogimiento temporal con una duración de 2 años y el acogimiento permanente, dirigido a las situaciones en las que no existe un pronóstico claro de retorno pero la vinculación con la familia de origen ha de mantenerse.
«Muchas familias biológicas sienten miedo de que sus hijos les dejen de querer. Las familias de acogida tienen que respetar y mantener una relación cordial y de cercanía con las biológicas», expresó Rodríguez.
Perfil de las familias
Respecto a las familias que acogen a estos niños, pueden ser familias con hijos y sin hijos, siempre que cumplan los requisitos anteriormente citados, y «que tengan claro que el daño que arrastran estos niños es importante».
A las familias que estén interesadas se les envía la información pertinente, se les invita a una charla informativa y empiezan una pequeña formación. A lo largo del proceso se valora la idoneidad o no de la familia para ejercer de acogedora.
A partir de ahí se empieza un proceso de selección para saber qué niño se ajusta más a cada familia. El objetivo, garantizar que la familia de acogida va a cumplir lo que se establece y «está preparada para sostener el dolor que a veces tienen estos niños por dentro».
El apoyo institucional a estas familias es casi diario. «Tienen un teléfono las 24 horas del día para cualquier duda», además los profesionales acuden frecuentemente al domicilio con un seguimiento estructurado y disponen de apoyo psicológico.
Actualmente y dado la situación de alarma sanitaria, «los profesionales están haciendo una labor increíble para que los niños estén lo más estables y tranquilos posibles». El confinamiento impide a los pequeños mantener visitas presenciales con las familias biológicas.
Para todas las familias que quieran acceder a este programa deberán contactar con el programa de acogimiento especializado a través de su correo electrónico [email protected] o a través del teléfono 943 54 44 97. Por otro lado para contactar con el servicio de acogimiento familiar voluntario se facilita el teléfono 943 45 77 40 o el correo electrónico [email protected]
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