Conectar a la juventud altamente formada y a las empresas familiares enraizadas en Gipuzkoa que participan en el programa es el objetivo del Programa Inmersión en Empresa Familiar impulsado por Rural Kutxa y la Cátedra de Empresa Familiar (Fundación Antonio Aranzábal y Deusto Business School-Donostia).
Las tres organizaciones anfitrionas han acogido a una veintena de alumnos, y otros tantos directivos y tutores participantes en una sesión que ha sido clausurada por Ane Insausti, diputada de Promoción Económica y Proyectos Estratégicos de la Diputación Foral de Gipuzkoa.
Con el propósito de que los jóvenes formados conozcan la realidad de las empresas familiares y éstas visibilicen sus proyectos estratégicos, el programa acompaña a empresas y estudiantes en el proceso de inmersión completa en un proceso que consta de tres fases.
Primero, sesiones formativas de la mano de expertos que, a partir de un caso real, La Rioja Alta, presentado por su máximo responsable, Guillermo de Aranzábal, los alumnos pueden poner en práctica lo aprendido con el método del caso y, por extensión, entender la realidad y especificidad de las empresas familiares.
Segundo, presentaciones de empresas reales y de proyectos actuales de empresas familiares de Gipuzkoa, lo que permite a los estudiantes tener una visión de la diversidad de actividades e iniciativas que se desarrollan en el territorio.
Tercero, una inmersión práctica individual de, al menos 150 horas, para contribuir en dichos proyectos por parte de los alumnos. Todo ello permite a los jóvenes tener una experiencia profesional ajustada a su formación y visualizar el atractivo de las empresas familiares desde dentro; y a las empresas familiares, detectar potencial interesante y contrastar su encaje antes de una eventual incorporación de dicho talento en sus organizaciones.
Sin ninguna duda, esta oportunidad no hubiera sido posible sin la participación de las empresas. Algeposa, Echemar, i2U, Salva Industrial, STT Systems y Talleres Agui, repiten experiencia y a estas se han unido en esta tercera edición ocho nuevas (Eun Group, Forest Pioneer, Gaestopas, Interalloys, Kimua Group, Reiner Group, Transportes Insausti y Zenten Bernhard Groten SL).
La apuesta que hacen todas ellas por la formación de los estudiantes es fundamental, porque más allá de ser una experiencia formativa encajada, la práctica les abre la posibilidad de trabajar en una empresa del territorio, con expectativas de crecimiento. Este tiempo de conocimiento mutuo permite a los jóvenes interactuar con equipos directivos, proyectarse en iniciativas vivas e ilusionantes y valorar los proyectos del territorio.
Por otro lado, el programa da la oportunidad a las empresas de contar con personas preparadas, con empuje y de fuera de sus organizaciones. Inyectar nuevas capacidades en los proyectos, aunque sea de forma temporal, permite abordar cuestiones nuevas o ampliar el foco de aquello en lo que ya se estaba trabajando.
Más aún, el programa da la ocasión de contrastar con los propios jóvenes sus valores e intereses en tanto potenciales empleados. Fomentar la simbiosis intergeneracional y hacerlo en condiciones monetarias y profesionales adecuadas es condición necesaria para avanzar en el anclaje de talento en el territorio y potenciar nuestra empresa familiar.
Observarse mutuamente amplía las posibilidades de encaje y ello redunda en beneficio de todos: empresas, jóvenes, instituciones y territorio.
De eso están convencidas las organizaciones promotoras de esta iniciativa, Rural Kutxa, Fundación Antonio Aranzábal y Deusto Business School, y también lo está la Diputación Foral de Gipuzkoa que con su presencia apoya el programa. La aspiración no es otra que la de seguir sumando empresas y estudiantes al programa para lograr un impacto positivo en nuestra sociedad. Impacto cuya medición se está articulando para que el enraizamiento de talento y empresa familiar pueda ser más que un propósito, una realidad.
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