Hoy Donostitik se traslada a Altza para entrar en casa de la familia Benedí. Cristina vive con sus padres, ya jubilados, y es enfermera. Actualmente está de baja por ser población de riesgo, algo que sobrelleva a medias aunque tiene claro que de todo hay que sacar lo bueno. Así que disfruta del tiempo libre y se pone al día con ensayos o informes que tenía pendientes. Las normas son menos restrictivas en el día 51… pero seguimos confinados.
¿Cuántos sois en la familia?
En casa somos tres, mi padre, mi madre y yo.
¿Desde qué día estáis encerrados?
Yo estoy confinada desde el día 20 de marzo.
¿Salís a trabajar?
Mi padre y mi madre están jubilados y yo trabajo como enfermera pero estoy de baja.
¿Crees que podéis ser positivo alguno?
No lo creo, yo he estado de baja por una situación personal que me hace más sensible y mis padres solamente han salido a comprar, ambos protegidos, y luego han llevado a cabo las medidas higiénicas oportunas, por lo que no lo creo.
¿De qué espacio disponéis en casa?
Tenemos una casa de 75 metros cuadrados, pero una terraza de 50 metros que a mí particularmente me ha dado la vida. Y un balcón que es al que salimos a aplaudir a las 20 horas.
¿Cómo habéis planteado la compra?
Mi madre iba una vez por semana a hacer la compra y mi padre sale dos veces por semana para comprar el pan y la fruta, así como cosas de más peso. Pero no hemos tenido que salir a por cosas innecesarias, hemos podido sobrevivir perfectamente con todo lo que teníamos.
¿Qué temes más de este encierro?
Volver a poner en marcha la economía del país. También que la memoria de todos sea muy corta y nos olvidemos de todo lo que hemos pasado durante este tiempo. Me da miedo por otro lado que no asumamos que esta normalidad es una «nueva normalidad».
¿Qué es lo que peor llevas?
Lo que peor sin duda es el no ver a las personas que quiero y pasar tiempo con ellos. Como mi hermana, mis amigos… también el no poder ir a trabajar por mi situación de riesgo. En definitiva el no poder llevar una vida simple y normal.
¿Cómo transcurre el día a día?
Desde el primer día intenté llevar un tipo de horario o disciplina y diferenciar los días laborables de los fines de semana.
Normalmente me levanto, desayuno y me pongo al día con trabajos, ensayos, informes que tenía para leer y nunca encontraba tiempo. También dedico un rato para ver la televisión y ponerme al corriente de la actualidad, de los casos y la evolución de la enfermedad. Por la mañana o por la tarde intento caminar al menos dos kilómetros por la terraza, si hace sol coger un poquito de vitamina D, un poquito de siesta y luego llamadas, leer, vídeo llamadas… un poco lo de todos. Me ha venido bien este tiempo para hacer la típica limpieza a fondo o el cambio de armario.
El fin de semana intento cocinar un poco más o hacer un pequeño aperitivo para cortar la monotonía. Y a las 20 horas todos los días salgo a aplaudir a mis compañeros y amigos y a todos los servicios que han hecho que no nos falte de nada.
¿Hay algo positivo en este confinamiento?
Sí, claro que sí. Hace un tiempo la vida me enseñó que de todo hay que sacar algo positivo y esto intento hacer, aunque ha habido días de desánimo, por supuesto.
He tenido un tiempo para descansar y para recuperarme de una patología. He aprendido a hacer algunas cosas que hace 8 semanas no tenía ni idea que puedo hacer, he compartido tiempo en familia y tenemos suerte de tenernos. Pero lo más importante es que he podido volver a darme cuenta de que la vida cambia en un momento sin avisar y que no se nos debe olvidar nunca. Y que hay que tener en cuenta que esta batalla no está ganada, ni mucho menos.
Deja un comentario