Día 50. «Salir a correr otra vez es una alegría, para mí es todo»

La donostiarra Mari García lleva años viviendo en Soria. Se crió en Andoain y tiene la vida marcada (así lo cuenta) por los entrenamientos en Anoeta, cuando era sólo una niña y se aficionó al atletismo. Una afición que es más que eso, en realidad, y que ha extrañado especialmente durante el confinamiento. Un confinamiento que poco a poco se va relajando y que pasa junto a sus dos hijos de 14 y 10 años. Apuntada a la Behobia, Mari no quiere ni pensar en que la mítica carrera no pueda celebrarse…

¿Cuántos sois en la familia?
Mis dos hijos de 14 y 10 años y yo.

¿Desde qué día estáis encerrados?
Desde el 14 de marzo.

¿Salís a trabajar?
No. Cerraron la fábrica donde trabajo y somos más de 600 empleados. Estos días van a trabajar 42 personas porque hay una mínima actividad. Es una fábrica de retrovisores y estamos en pleno ERTE.

¿Crees que podéis ser positivo alguno?
No me lo planteo. No creo, no hemos tenido ningún síntoma.

¿De qué espacio disponéis en casa?
Vivimos en una casa de 90 metros y con una terraza cerrada. Está bien porque soy bastante deportista, inquieta, y pese a eso no lo llevamos mal.

¿Cómo habéis planteado la compra?
Eso sí lo llevo mal. Es una psicosis ver a la gente comprando con guantes, mascarillas, retirándose cuando alguien se acerca… Voy a un supermercado una vez a la semana. Intento ir lo mínimo.

¿Qué temes más de este encierro?
Temer, no sé. Extraño la falta de libertad de hacer lo que quiero.

Con la posibilidad de empezar a salir en determinados horarios estamos mejor. El domingo pasado volví a la calle con el pequeño, el mayor se quedaba en casa porque ya tiene 14 años, pero como está muy enganchado a la ‘Play’ le da igual. Ahora desde el sábado sale también el mayor en otros momentos. Mejor. Así que no se pegan.

¿Qué es lo que peor llevas?
Quizá lo del colegio. Es complicado. Les han puesto muchos deberes pero ellos están muy perdidos.

Yo ehaba mucho en falta salir a correr. Volver a hacerlo ha sido una sensación… Cuando lo tienes no te das cuenta. Salir a correr otra vez es una alegría, para mí es todo.

¿Cómo transcurre el día a día?
Pues yo no teletrabajo, así que tengo poco que contar. Nos levantamos, hago una rutina de ejercicios, desayunamos, ayudo a los chavales con los deberes…

¿Hay algo positivo en este confinamiento?
Valoras más a los amigos. Parece una tontería pero tenerlos lejos te hace darte cuenta de las cosas. Pasa también con la familia, pero mi hermano vive en Logroño y mi padre en Donostia. Así que nos vemos poco.