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Confinados

Día 49. «Temo que tengamos que pagar por los que no cumplen el confinamiento»

La alemana Daniela Abelein llegó a Donostia en 1999 y se quedó trece años. Ella misma reconoce que dejar San

Daniela con sus dos hijas. Foto: DonostiTik

La alemana Daniela Abelein llegó a Donostia en 1999 y se quedó trece años. Ella misma reconoce que dejar San Sebastián y adaptarse a su tierra, de vuelta, le costó, y de hecho ha retornado en ocasiones con sus hijas y conserva aquí a un buen puñado de amistades. Unas amistades que pretendían ir a su boda en abril, boda que fue suspendida por la crisis del coronavirus. Desde el sur de Alemania, en un pueblo de Baviera, nos cuenta su experiencia confinada junto a su familia. Y más allá de la imagen que tenemos de los alemanes, Daniela cuenta que allí también se saltan el confinamiento…

¿Cuántos sois en la familia? 
Somos cuatro personas. Mi pareja, mis hijas de 7 y 4 años y yo. También tenemos perra y gato y al principio nos preocupaba qué iba a pasar si no podíamos salir con la perra. Vivimos en un pueblo de 600 habitantes y hasta el momento han sido seis las personas con positivo por Covid-19.

¿Desde qué día estáis encerrados?
El 16 de marzo cerraron el colegio y la guardería. Fue el ultimo día que vinieron los abuelos a visitarnos e hicimos una compra para una semana y nos encerramos en casa. Desde entonces hemos vivido distintas rachas. Teletrabajamos las primeras dos semanas los dos y a partir de entonces nos vamos turnando para ir a nuestras respectivas oficinas, donde de repente lo pasamos bomba porque estar encerrado ha cambiado nuestros puntos de vista al respecto.

El Estado de Alarma en Baviera es el más estricto de Alemania, pero permite salir de paseo con toda la familia, también para hacer deporte o hacer los recados importantes. No me han parado aún ningún día, pero por si acaso llevo una carta explicativa que justifica mis salidas al trabajo. Además salimos a diario con las niñas.

Entonces sí salís a trabajar.
Mi pareja ha salido en 6 semanas como 5 veces. Su trabajo requiere visitar a clientes y esa actividad se ha restringido por completo. Hace todo a través del teléfono o por correo electrónico.

Yo voy dos días a la semana. Estamos en ERTE y por el momento hacemos todos lo que podemos, pero no sabemos lo que pasará con nuestra economía. Trabajo para un proveedor a la industria automovilística y como las grandes fábricas estaban cerradas tampoco hacían falta nuestras piezas para el montaje. 

¿Creéis que podéis ser positivo alguno?
Lo hemos discutido. Nuestra hija pequeña estuvo con gripe las ultimas dos semanas de febrero. Todos los síntomas coincidían con el Covid-19. No se le hizo test porque entonces solo se analizaba a las personas que regresaban de ciertos destinos. Si nuestra hija lo ha pasado, es probable que nosotras también, pero no hemos tenido ningún síntoma así que creo que no.

¿De qué espacio disponéis?
Tenemos una casa de dos plantas con jardín y un edificio para hacer bricolaje, guardar cosas, etc. Pertenecía a una antigua granja que era de la abuela de mi pareja. Esta todo reformado y durante el confinamiento hemos conocido rincones a los que no antes no prestábamos atención. Es una experiencia nueva. Somos afortunados porque tenemos espacio.

¿Cómo habéis planteado la compra?
Hay una tienda de ultramarinos en el pueblo que también vende pan. Compramos ahí y en las tiendas de un pueblo cercano para toda la semana. La compra me resulta muy estresante ahora mismo. La hacemos en coche y desde el lunes pasado vamos obligatoriamente con mascarilla.

Ahora tenemos que comprar mucho más que antes porque ninguno de los cuatro comemos fuera de casa. Y si vamos a la oficina tenemos que llevar todo preparado porque allí está el comedor cerrado. 

¿Qué teméis más de este encierro?
Que la gente no sea capaz de llevarlo a cabo con rotundidad por el bien de todos. He encontrado adultos con bicis eléctricas en el bosque encontrándose con gente para tomar cervezas mientras yo practicaba deporte o sacaba a la perra.

La gente busca excusas para romper el confinamiento y reconozco que es difícil de llevar, pero el contagio y sus consecuencias son más temibles que un poco de soledad o de nostalgia. Temo que tengamos que pagar por los que no cumplen.

¿Qué es lo que peor lleváis?
La comunicación. Estamos acostumbrados a hablar con muchas personas fuera de casa y no estamos acostumbrados a comunicarnos de forma tan intensa dentro de la casa. 

¿Cómo transcurre el día a día?
Tenemos dos franjas: De viernes a domingo y de lunes a jueves. En la franja de lunes a jueves nos turnamos. Salgo a la oficina a las 7 (tengo un trayecto de tres cuartos de hora en coche) y vuelvo sobre las 4 de la tarde. En este tiempo mi pareja hace los deberes con la niña mayor y la pequeña hace lo que quiere. Él teletrabaja mientras tanto también, prepara la comida, etc. Cuando me toca a mí teletrabajo, superviso los deberes, procuro que hagan las paces cuando se pelean las niñas, etc.

De viernes a domingo tengo ahora mismo libre. Viernes hago las cosas de la escuela y luego la casa, algo de deporte, la compra o leo.

¿Hay algo positivo en este confinamiento?
La verdad es que si: hemos ganado en autonomía y tenemos mucho menos estrés. Hemos vuelto a cosas absolutamente necesarias, dejando el resto aparte. Apreciamos todo mucho mas. Incluso las niños disfrutan mucho mas y se cuidan. Hay mucho mas aprecio por las cosas y mas imaginación.

Luego paso mucho mas tiempo en familia y tengo la sensación que las niñas tienen mas interés en lo que pienso y la educación (no escolar) ha hecho grandes progresos porque sus intereses han cambiado. Por ejemplo tienen mas interés en aprender idiomas las dos (aunque ahora no podamos ir a ninguna parte).


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