Tras 45 días de confinamiento, la desescalada empieza a tomar relevancia. Pero desde Donostitik queremos seguir contando historias de todos aquellos que permanecen en sus casas desde el pasado 14 de marzo. Begoña Imizcoz se dedica a las labores del hogar, su marido teletrabaja y uno de sus hijos sigue la rutina de la universidad a través del ordenador. Viven en Gros y echan de menos poder disfrutar de una cena con amigos.
¿Cuántos sois en la familia?
Somos cuatro personas, mis dos hijos, mi marido y yo.
¿Desde qué día estáis encerrados?
El último día que salimos fue el 14 de marzo pero menos tiempo del habitual.
¿Salís a trabajar?
No, mi marido teletrabaja y mi hijo pequeño hace las clases de la universidad online y los entrenamientos también. Por mi parte me dedico a las labores del hogar.
¿Creéis que podéis ser positivo alguno?
No creo que ninguno seamos positivos porque la única que salgo soy yo. Tengo mucho cuidado aunque nunca se sabe.
¿De qué espacio disponéis?
Nuestra casa tiene unos 100 metros cuadrados y 3 balcones. La pena es que para las 11.30 horas ya se nos va el sol.
¿Cómo habéis planteado la compra?
Normalmente soy yo la que se encarga de ello y procuro salir 2 o 3 días a la semana.
¿Qué teméis más de este encierro?
La vuelta a la normalidad, que va a ser muy lenta, y sobre todo que haya que volver al confinamiento.
¿Qué es lo que peor lleváis?
Lo que peor llevo es no poder salir a cenar, a tomar algo, no estar con los amigos, no disfrutar de paseos por la playa…
¿Cómo transcurre el día a día?
El día se pasa rápido porque ya creas una rutina que te hace estar entretenida a lo largo de toda la jornada.
¿Hay algo positivo en este confinamiento?
Lo mejor, la relación más estrecha entre todos nosotros, padres con hijos y también entre ellos. Ahora pasamos todos mucho tiempo juntos y hacemos cosas que antes no hacíamos ni por casualidad, alguna vez cocinan los chavales, jugamos a juegos de mesa…
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