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Confinados

Día 39. «¿Cómo voy a estar con mis nietos y no besarlos?, se preguntaba mi madre»

César Ferrero es un lasartearra radicado en Madrid, concretamente en Tres Cantos, donde pasa el confinamiento con su mujer, Iratxe,

César Ferrero con su hijo Mikel aplaudiendo a las 20 horas en Tres Cantos, Madrid. Foto: Donostitik

César Ferrero es un lasartearra radicado en Madrid, concretamente en Tres Cantos, donde pasa el confinamiento con su mujer, Iratxe, y sus hijos Mikel y Maitane, que es un bebé. La pareja coincide en que lo están llevando asombrosamente bien más allá de que las presentaciones familiares del bebé han tenido que ser postergadas. «Temíamos discutir más con tanta convivencia y nos hemos sorprendido porque discutimos menos», comenta César.

¿Cuántos sois en la familia?
Cuatro. Somos Iratxe y yo, y nuestros hijos Mikel y Maitane de cuatro años y tres meses.

¿Desde qué día estáis encerrados?
Vivimos en Tres Cantos, en la Comunidad de Madrid. Al ser esta autonomía el epicentro del coronavirus en España, las medidas empezaron un poquito antes que en otros sitios. El martes 10 de marzo preferimos que Mikel ya no fuera al cole, sabiendo que se había ordenado el cierre de los centros educativos para el día siguiente. Estuvimos unos días saliendo muy poco, hasta que el sábado 14 nos dimos una vueltecilla matutina por el campo para despedirnos del exterior antes de que hablase Pedro Sánchez. Ya se sabía que iba a anunciar el confinamiento.

Por culpa del coronavirus mis padres no conocen aún a Maitane, su nueva nieta. Íbamos a viajar a Lasarte precisamente el fin de semana del 14 de marzo. El miércoles 11 hablamos por teléfono para anunciarles que suspendíamos el viaje por su bien. Los aitonas estuvieron de acuerdo y también nos contaron que en Euskadi habían recomendado no besar a los nietos. “¿Cómo voy a estar con mis nietos y no besarlos?”, se preguntaba mi madre, “es imposible”.

¿Salís alguno a trabajar?
No. Iratxe sigue de baja por maternidad y yo acabo de terminar la mía por paternidad. Soy autónomo y puedo hacer desde casa la tarea que tengo.

¿Creéis que podéis ser positivo alguno?
No creemos porque no hemos tenido síntomas ni hemos salido apenas, pero quién sabe. En el futuro, cuando hagan pruebas a todo el mundo, descubriremos que muchísimos habremos pasado el coronavirus sin saberlo. Tenemos el positivo confirmado de una conocida aquí en Tres Cantos. Ella lo pasó muy al principio del confinamiento, cuando no constaban más que un par de casos. No sabe dónde pudo contagiarse. Y lo mismo nos contagió a nosotros… ¡o nosotros a ella!

¿De qué espacio disponéis?
Vivimos en un dúplex con dos terracillas, lo que nos da bastante desahogo. No las usamos mucho porque llueve y hace frío, pero su mera existencia te descansa algo la vista y la cabeza.

¿Cómo habéis planteado la compra?
Quitando tres o cuatro pequeñas salidas a la panadería y la farmacia, solo hemos hecho tres megacompras (una de ellas es el récord de mi vida) en el hipermercado para tirar dos semanas o más con cada una. Por ahora se nos ha dado bastante bien el cálculo.

¿Qué teméis más de este encierro?
No sé, temer no tememos a nada a estas alturas. Temíamos que a Mikel, con 4 años y sin salir de las cuatro paredes, le pasara factura pero lo lleva relativamente bien. También temíamos discutir más con tanta convivencia y nos hemos sorprendido porque discutimos menos.

¿Qué es lo que peor lleváis?
Yo echo de menos salir a correr e ir al monte, pero lo llevo muchísimo mejor de lo que me esperaba. De hecho pensaba que sería el primero en hundirme y por ahora no ha sucedido. Otra cosa que llevamos mal es no poder hacer nada de lo que otra gente dice que puede hacer ahora, o sea leer y ver películas que no sean infantiles… pero con niños pequeños todo eso es una utopía.

Lo que peor lleva Iratxe es mirar al futuro: la incertidumbre de qué va a pasar cuando ya podamos salir, cómo van a ser las relaciones sociales, si los niños van a poder jugar con sus amigos… Quería ir a un restaurante a la salida del encierro y dicen que van a poner hasta paredes de metacrilato entre los comensales.

Pero en general, volviendo al momento actual, estamos fascinados de lo bien que nos hemos adaptado a estar así. La clave es que Maitane y Mikel se están portando fenomenal (otros de su clase se están tirando contra las paredes desde el principio). Si no, sería insufrible estar encerrados.

¿Cómo transcurre el día a día?
Tiendo a levantarme entre las 5.30 y las 6.15 para aprovechar esas horas ‘en solitario’ y avanzar en mi trabajo. Entre las 9.30 y las 11 se levantan los demás porque por suerte la pequeña duerme a tope y nos tomamos todo con tranquilidad. Con Mikel despierto es imposible o muy difícil hacer nada que no sea de la casa o entretenerle, así que suspendo la actividad laboral hasta el día siguiente.

Iratxe está a tope experimentando con la cocina y de vez en cuando se inventa juegos para que Mikel se entretenga. A diario también hay sesión de dibujos animados, no somos muy partidarios pero en este contexto es inevitable.

¿Hay algo positivo en este confinamiento?
Iratxe, que procura ser más optimista, piensa que está sirviendo para pasar más tiempo en familia, lo que en el día a día es más complicado. Yo en cambio no le veo nada positivo. Es necesario porque, como le escuché a un científico, a falta de vacuna “nosotros somos la vacuna”, es decir, para que el bicho no se propague. Pero hay gente que cree que esto ‘va a servir para conocernos mejor a nosotros mismos’, ‘para darnos cuenta del valor de las pequeñas cosas’, etc. Sin embargo yo creo que en cuanto vuelva la auténtica normalidad seremos tan buenos, tan malos y tan profundos o tan frívolos como antes.


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