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Confinados

Día 38. «Cuesta mucho dormir sabiendo la realidad de ahí fuera»

Cristina paró en seco sus estudios de Nutrición Humana y Dietética en Valladolid tras decretarse el Estado de Alarma. Volvió

Cristina Lajas pintando en su terraza. Foto: DonostiTik

Cristina paró en seco sus estudios de Nutrición Humana y Dietética en Valladolid tras decretarse el Estado de Alarma. Volvió a su casa de Errenteria junto a sus padres y su hermano. Ahora es el turno de asistir a clase virtualmente, realizar trabajos pero, sobre todo, no salir de casa. Es grupo de riesgo, ya que sufre diabetes. Por el momento son su madre y su hermano quienes salen para hacer la compra, pues su padre también tiene problemas de salud. 

¿Cuántos sois en la familia?
Somos cuatro adultos y un perro. 

¿Desde qué día estáis encerrados?
Llevamos confinados desde el 14 de marzo, después de que viniesen a buscarme a Valladolid, donde estudio. 

¿Salís alguno a trabajar?
No.

¿Creéis que podéis ser positivo alguno?
No lo creo porque ninguno salimos de casa más que para sacar al perro y para las comprar justas en el supermercado o la farmacia, y tenemos mucho cuidado con la higiene de manos.

¿De qué espacio disponéis?
De unos 50 metros cuadrados con balcón grande.

¿Cómo habéis planteado la compra?
Generalmente la hacen mi madre o mi hermano, ya que mi padre y yo somos grupo de riesgo. Intentamos que sea una vez por semana, como mucho dos, en los dos supermercados más cercanos a casa. 

¿Qué teméis más de este encierro?
En parte, la salida. Saber que en algún momento tenemos que volver a cierta normalidad o rutina, y creo que ahí es donde estará el verdadero riesgo de coger el virus, aunque la situación esté mejor en los hospitales. 

¿Qué es lo que peor lleváis?

El «dolor social». Saber que hay tantísima gente sufriendo, sola, con el virus o con familiares sin poder despedirse. Las cifras hacen mucho daño precisamente porque no se pueden considerar cifras, son miles de vidas humanas. 

Cuesta mucho dormir sabiendo la realidad de ahí fuera, aunque desde aquí parezca una película de miedo. 

¿Cómo transcurre el día a día?
Aunque todos se parecen mucho entre sí, encuentro cosas diferentes que hacer. La universidad está dando mucho trabajo y por tanto quita mucho tiempo, así que dentro de lo que cabe está pasando rápido. 

Además estoy encontrando tiempo para hacer cosas que me apetecían pero para las que nunca tenía tiempo, como leer, escribir o pintar. 

¿Hay algo positivo en este confinamiento?
 Sin duda el aprendizaje que me estoy llevando de solidaridad y conciencia social, y la importancia de que todos estemos colaborando para parar esto. Desde el momento en el que en las redes sociales se creó el movimiento #QuédateEnCasa a pesar de no haberse decretado aún el Estado de Alarma. Todos cumplimos el confinamiento a pesar de las posibles circunstancias que pueden existir en casa. 

También se ven muchos gestos bonitos hacia personas mayores, personal sanitario u otro tipo de trabajos de los que hemos visto que son imprescindibles. Y me parece positivo pasar tiempo con la familia, con juegos, cocinando o haciendo lo que sea. Y hablar con ellos de la situación. 


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