En el barrio Kaputxinos de Errenteria vive la informática Amaia González, para quien los días se hacen hasta cortos durante un confinamiento en que el teletrabajo se lleva muchas horas de la jornada. Ya hemos superado el primer mes de encierro y en su caso lo lleva «sorprendentemente bien». Y es que lo inédito de esta experiencia nos permite mirarnos desde fuera y valorar virtudes que desconocíamos. Como la adaptación. Eso sí: González cree (como tantos otros ‘Confinados’ entrevistados en esta serie diaria) que a algunos que optan por saltarse las normas les falta conciencia social.
¿Cuántos sois?
Vivo sola.
¿Desde qué día estás encerrada?
Desde el 13 de marzo por la tarde.
¿Sales a trabajar?
No. Teletrabajo desde casa.
¿Crees que puedes ser positivo en coronavirus?
No, salvo que haya sido un caso asintomático.
¿De qué espacio dispones en casa?
De 60 metros cuadrados con un balcón.
¿Cómo te has planteado la compra?
He hecho compra on-line dos veces a raíz de que me hablaran varios amigos de las colas en los supermercados. De casa prácticamente no salgo. Sólo bajo la basura y aprovecho para arrancar el coche. Pocas veces bajo a comprar algo a la tienda.
¿Qué temes más de este encierro?
Aparte de lo obvio, que alguien cercano se ponga enfermo y no poder acompañarlo, me preocupa cómo será la vuelta a la normalidad. Yo viajo mucho y no sé cuándo podré volver a hacerlo. Ni las repercusiones que va a traer esto.
¿Qué es lo que peor llevas?
Lo llevo sorprendentemente bien, se me pasa volando. Me fastidia ver cómo hay gente en el barrio que salta las normas a la torera, sacando el perro con paseos largos, bajando varias veces a la tienda y haciendo comidas con otros vecinos. Me parece insolidario.
¿Cómo transcurre el día a día?
Me levanto a las 7.15, desayuno, me pongo a teletrabajar, a las 13.30 horas paro para comer y retomo el trabajo hasta las 17.30 salvo los viernes, que trabajo hasta las 14.30. Soy informática y hacemos el mismo trabajo que desde la oficina. Estamos a tope. Los martes y los jueves por la tarde tengo clases on-line de 18 a 20. Justo para salir a aplaudir al balcón. Los fines de semana vídeo conferencia con amigos, deporte y series. Y clases de baile on line. Desayuno en la terraza con un libro si hace bueno, limpieza… Hay muchas cosas que hacer y no da tiempo.
¿Hay algo positivo en este confinamiento?
Soy escéptica cuando la gente dice que esto nos va a servir para cambiar. Me gustaría pero no creo, sinceramente. Pese a todo me alegra ver que la gente se ayuda mucho durante la crisis. Los ‘makers’ hacen las viseras con sus impresoras 3D, los sanitarios lo dan todo, las tiendas son solidarias…
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