Empieza el tercer día de confinamiento. Hay quienes están en sus puestos de trabajo, quienes han ido a la compra o han decidido bajar la basura. DonostiTik.com sigue teletrabajando y hoy se adentra en la casa de la familia Sanz, una pareja que vive en Tolosa pero que trabaja en San Sebastián. Hablamos con Itziar, una joven de 29 años que es sanitaria en el hospital de Donostia.
¿Cuántos sois en la familia?
En la familia somos dos, mi pareja y yo.
¿Desde que día estáis encerrados?
Desde el pasado sábado.
¿Alguna de vosotras sale a trabajar?
Ahora mismo no. En mi caso llevaba varios días de baja por una amigdalitis, soy sanitaria y me dice el médico que no puedo volver por dos semanas más. Y mi pareja teletrabaja.
¿Podéis ser positivo alguna?
De momento creemos que no. Solo salimos para hacer la compra y tirar la basura, y aunque sí que dicen que puedes tener el virus y estar asintomática, no creo que actualmente lo tengamos ninguna de la dos.
¿De qué espacio disponéis?
Nuestra casa tiene 85 metros cuadrados y sí que tenemos una terraza bastante amplia que utilizamos a diario, sobre todo cuando hace buen tiempo. Estos días la verdad que poco hemos podido aprovecharla.
¿Como habéis planteado la compra?
Yo he sido bastante previsora. Viendo lo que estaba pasando en Italia, hice una compra grande y tenemos bastantes alimentos en casa. Y la verdad que al ser dos personas tampoco necesitamos mucho. Si salimos a la compra será para comprar cosas puntuales.
¿Qué temes más de este encierro?
El encierro en sí no me preocupa. Lo que más temo de este confinamiento es lo que ocurrirá después. Cómo quedará la economía. Tengo varias amigas que son autónomas con negocios pequeños… Me preocupa el cómo quedará nuestra vida después de esto.
¿Qué es lo peor que llevas?
Todavía son los primeros días y en general lo llevamos bien. Lo peor es el no ver al resto de la familia, a mis padres, a mi hermana y a mis sobrinos que viven en Navarra… y el saber que va a pasar bastante tiempo hasta que los pueda ver.
¿Como transcurre el día a día?
Con tranquilidad, poniéndonos nuevas rutinas diarias y realizando ejercicio físico para despejar la mente.
¿Hay algo positivo en este confinamiento?
Que nos obliga a frenar. Vivimos corriendo, siempre estresados, y esto nos obliga a parar, a pensar, a valorar las cosas pequeñas de la vida como pasar tiempo con la familia o una cena con amigos.
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