Quien tenga un perro estos días puede considerarse privilegiado más allá de los numerosos chistes (algunos muy buenos) que circulan por los teléfonos. Este es el caso de la familia Aizpurua, residente en Amara. Llevan confinados desde el pasado 14 de marzo y aunque los padres sí salen a trabajar, la hija, Juncal, estudiante de medicina, sigue religiosamente este encierro entre libros y libros. Salvo cuando tiene que sacar al perro y puede airearse.
¿Cuántos sois en la familia?
Somos tres personas y un perro.
¿Desde qué día estáis encerrados?
Llevamos en casa de confinamiento desde el sábado 14.
¿Alguno de vosotros sale a trabajar?
Mis padres sí que salen a trabajar, yo soy estudiante.
¿Podéis ser positivo alguno?
No tenemos ningún síntoma así que no creo que ninguno tengamos el virus.
¿De qué espacio disponéis?
Nuestra casa tiene 100 metros cuadrados. No tenemos balcón, pero sí un salón grande.
¿Cómo habéis planteado la compra?
Compramos semana a semana, sobre todo productos frescos como la fruta y la verdura.
¿Qué temes más de este encierro?
Lo que temo de este encierro es que las medidas que se están tomando no sean suficientes y el confinamiento se alargue hasta verano o incluso más.
¿Qué es lo que peor lleváis?
El tener que estar en casa por obligación. En diciembre y en enero también estuve en casa estudiando pero fue por iniciativa propia y no me costó tanto.
¿Cómo transcurre el día a día?
Estudio medicina y tengo mucho que hacer. Empiezo el día sacando al perro, estudio un rato, luego hago deporte (con vídeos de Youtube) y por la tarde más estudio.
¿Hay algo positivo en este confinamiento?
Es un buen momento para centrarse en uno mismo y hacer todas aquellas cosas que con el ritmo habitual no somos capaces de hacer pero que son importantes, como reflexionar.
En mi caso creo que esto nos va a ayudar a valorar todas las cosas que antes no valorábamos como ir a hacer la compra tranquilamente sin tener miedo de coger el virus o cenar con los amigos.
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