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Confinados

Día 13: «Por lo que hemos visto en China no creo que esto acabe antes del puente de mayo»

El donostiarra Sugoi Gomez-Iradi y su mujer Lin vivieron con sus hijos en Wuhan (China) de 2014 a 2016, así

Sugoi Gomez-Iradi y sus hijos. Foto: DonostiTik

El donostiarra Sugoi Gomez-Iradi y su mujer Lin vivieron con sus hijos en Wuhan (China) de 2014 a 2016, así que cuando estalló la crisis sanitaria del coronavirus contactaban permanentemente con los amigos y conocidos que tienen allí para ver cómo estaban. Ahora que la situación se ha suavizado en China, las llamadas las reciben ellos en su domicilio de Donostia. «Con la crisis en Wuhan se despertó el lado solidario de la gente entre vecinos y también a nivel país», explicó Sugoi. «Nos llaman y nos ofrecen enviarnos material de protección, pero todo pasa por los cauces oficiales y resulta imposible». 

¿Cuántos sois en la familia?

Mi mujer y yo, nuestros hijos de siete y nueve años y mis suegros de 64 años. Mi mujer es china y sus padres están sumamente concienciados de cuál es la situación, así que ni se asoman a la calle. 

¿Desde qué día estáis encerrados?

Desde el viernes 13, cuando los niños ya no fueron al colegio, aunque ese mismo día y el siguiente salimos media hora a hacer deporte. A partir del domingo, ya con el confinamiento, nos quedamos en casa. 

¿Alguno de vosotros sale a trabajar?

No necesitamos salir a trabajar, teletrabajamos como la mayoría de la gente de nuestras empresas. 

¿Creéis que podéis ser positivo alguno?

Yo he tenido mi momento de riesgo. El 11 de marzo por la mañana salí de Donostia a las 4 de la madrugada y haciendo escala en Frankfurt volé a Chennai, India, por trabajo. Llegué a las 24 horas y tenía varios mensajes de mi empresa advirtiéndome de que no pasara el control de Migraciones o me quedaría catorce días de cuarentena allí. Ya me habían comprado un billete de vuelta. Sí tuve que pasar el control de Migraciones, pero me ayudaron en Lufthansa y el mismo avión en que fui lo cogí para vuelta. Ya han pasado dos semanas y no he desarrollado nada, así que no creo que estemos contagiados porque no hemos vivido ninguna otra situación de riesgo. 

¿De qué espacio disponéis en casa?

Tenemos tres habitaciones, un salón y balcones. Y un garaje individual donde jugamos al tenis de mesa. Todos los días dedicamos dos horas a hacer deporte. 

¿Cómo habéis planteado la compra?

La compra la hacemos on-line, en Eroski, una vez por semana. Por un lado siempre se nos olvida algo y por otro llegamos al final de la semana escasos de frutas y verduras. Ahora esa compra hay que hacerla con 17 días de adelanto, así que tendremos que buscar otras opciones. En Urbil  hay horas en que hay muy poca gente y tendremos que empezar a ir.

¿Qué temes más de este encierro?

En mi caso los estragos económicos que va a sufrir la población. Va a ser muy duro. 

¿Qué es lo que peor lleváis?

Que no se ve el final. Que después de una semana nos dijeran que venían dos semanas más de confinamiento me afectó bastante. Lo cierto es que por lo que hemos visto en China no creo que esto acabe antes del puente de mayo. Y hay quien dice que será más tarde. Eso es lo peor

Por otro lado a mí me gusta socializar bastante y eso no lo llevo tan mal porque aunque no puedo hacerlo existen el teléfono y el WhatsApp y a veces hasta quedo con alguien para tomar una cerveza on line. 

¿Cómo transcurre el día a día?

Yo me levanto a las 5.10 y empiezo a trabajar a las 5.30 horas. Así para las 9 que se levantan los niños ya le he ganado esas horas al día. Intento trabajar hasta las 14.30 horas aunque a veces tengo reuniones por la tarde. Mi mujer empieza a trabajar a las 7.30 horas y acaba más tarde que yo. Llevamos este horario para poder compaginar nuestra actividad con la de los niños.

Ellos se levantan y entre que desayunan y empiezan a funcionar son las 10. Hacen los deberes de la ikastola y los extras que les ponemos nosotros de idiomas. Y a veces necesitan ayuda, claro. El teletrabajo con niños en casa incluye interrupciones. Eso pasa también durante las reuniones pero estamos todos igual y nadie protesta. 

¿Veis algo positivo en este confinamiento?

En nuestro caso yo evito ocho horas de carretera a la semana y mi mujer seis horas y media. Es tiempo que invertimos en familia y en descanso. Y es un ahorro. Además comemos lo que cocinamos, no comemos de ‘tupper’. A nivel más general me parece positiva la solidaridad que esta situación despierta en la gente. Y la adaptabilidad.


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